05 Abril 2016
Fausto Celave tiene 24 años y también tiene autismo. Sin embargo su condición no le impidió lograr cosas hasta ahora inéditas en personas con ese diagnóstico: Fausto se convirtió en el primer joven con autismo en ingresar a estudiar a una universidad pública en la Argentina: estudia Diseño Multimedial en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Y su historia quedó plasmada en el documental "Fausto también", de Juan Manuel Repetto, que se estrena este jueves en el cine Gaumont.
La idea del documental es lograr que se conozca más sobre el espectro autista y, a la vez, "hacer un llamado de atención a los padres, que sepan que un diagnóstico no es todo. No hay una barrera o un límite fijo. Depende de cada chico y de las oportunidades que le des", afirma Mercedes Torbidoni, la mamá del protagonista.
Para ponerlo en palabras más claras, Mercedes grafica: "Si le hubiéramos hecho caso al diagnóstico en un primer momento, Fausto ahora estaría para internar". Y añade: "Me hubiera ayudado mucho ver chicos con autismo ya grandes". Y ese es, en gran parte, el objetivo del documental: demostrar todas las posibilidades y potencialidades que se pueden lograr más allá del diagnóstico.
Como prácticamente todos los padres que tienen que enfrentar la situación de un hijo con algún tipo de trastorno del desarrollo, hasta llegar al diagnóstico la familia y el propio Fausto debieron pasar por montones de consultas, estudios y largos períodos de incertidumbre. "Nosotros lo pasamos con Fausto hace 20 años y vemos, a partir de las consultas que nos empiezan a llegar por la película, que no cambió nada".
"El primer diagnóstico que tuvimos con Fausto fue sordera. Hasta le pusieron audífonos", explica. Tan errado fue ese diagnóstico que hoy Fausto estudia en el Conservatorio de La Plata y toca el piano. "Resulta que tiene oído absoluto (puede identificar una nota musical sin otra referencia que el sonido)", agrega Mercedes.
El documental, que reúne testimonios de profesionales que acompañan a diario a Fausto, de autoridades de la Universidad Nacional de La Plata, donde comenzó a estudiar Informática en 2012 (año en que se filmó) y de sus familiares, llega al Espacio Incaa Gaumont en la semana sobre el autismo: el 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo, designado por la ONU.
La película hace un recorrido por la vida de Fausto, con imágenes de archivo que muestran de forma mucho más gráfica el punto de partida de este joven, que logró hablar a los 8 años. Ese, y sus otros logros, fueron el fruto de trabajo de toda la familia y todo su entorno, tanto médico, como social y educativo. Gracias a ese acompañamiento, logró hacer la primaria en una escuela común. Luego la secundaria en la escuela técnica Albert Thomas de La Plata, donde además se fue de viaje de egresados con sus compañeros. "Trabajamos mucho, de forma articulada. En el polimodal tuvo el mismo grupo durante toda la secundaria. Los chicos del colegio participaban de las terapias, con autorización de sus padres, hacían algunas salidas que eran parte de una terapia relacional", recuerda Mercedes.
A la universidad Fausto va con sus acompañantes pedagógicos, que lo ayudan en caso de que se pierda algo de la clase, no entienda alguna consigna o necesite repasar algún contenido. "Son como un backup", dice Mercedes. En el ingreso a Informática, que registra el documental, rindió sus exámenes en una sala aparte. Pero el objetivo es que Fausto pueda hacerlo con los demás estudiantes, que logre una integración plena.
Su mamá insiste en un mensaje: "Para uno, como madre o padre, tener un nene chiquito, con una etiqueta que no sabés qué proyección va a tener, y después ver que ya es un chico grande, que se va desenvolviendo y que puede ser autónomo, es muy estimulante".
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