La ley para discapacitados está bien contemplada en el papel, pero no se refleja de la misma forma en la realidad.
Existen muchas barreras para las personas con discapacidad, sea esta motórica o sensorial.
Da gusto ir a otros países como Austria y comprobar la accesibilidad que existe para los discapacitados en sillas de ruedas, o ciegos, por ejemplo. Te puedes desplazar en cualquier medio de transporte y acceder a cualquier espacio público. Todo son ayudas: para descender y subir a las aceras, ascensores en todas las estaciones de metro, autobuses adaptados para sillas de ruedas…
Cuando regresas a España el primer inconveniente llega al subir al autobús que sale del aeropuerto. Tienes que conseguirlo como puedas, los escalones insalvables y la ayuda, cero.
Este suceso personal me hace reflexionar sobre las dificultades que tienen los niños para moverse cuando sufren un accidente y tienen que acudir al colegio en sillas de ruedas, es decir una discapacidad temporal, porque si se contempla este problema de discapacidad permanente, los padres buscan un centro escolar con todas las adaptaciones y facilidades para ellos aunque no sea el que ellos quieran.
No todos los colegios, aunque es obligatorio, tienen accesibilidad ni mobiliario adaptado. Las barreras son muy grandes: escalera, baños poco inadecuados, mobiliario de clase inaccesible, comedores sin rampa de acceso y patios con pocos o ningún espacio para ellos.
El tema de la ayuda de personal es impensable, no hay presupuesto…
El problema no está en los centros exclusivamente, está en el acceso a otros servicios como los locales de ocio, a muchos de los cuales tienen que desistir acudir porque no pueden acceder: Pabellones, cine, teatro…. existen escasos locales adaptados para las personas con dificultades de movilidad.
Ante esta problemática pocas familias protestan, o si lo hacen es cuando les toca de cerca.
He vivido verdaderas luchas en el Consejo Escolar del que formaba parte, por dar curso y solución a la demanda de la instalación de un ascensor en un centro de Bachillerato para que una alumna con problemas de movilidad en una pierna, pudiera acudir a clase con regularidad. Se consiguió, pero era triste escuchar los comentarios de algunos profesores y personal por parte del Ayuntamiento a cerca de los incrementos económicos que suponía.
Desde estas líneas animo a los padres que tengan en cuenta que en cualquier momento sus hijos pueden sufrir un accidente y obligarles a hacer uso temporal de sillas de ruedas. Es aconsejable que no esperen a que esto suceda para reivindicar los derechos que todas las personas tenemos a tener una vida digna y confortable.
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