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El Ayuntamiento publicita un ‘nuevo’ plan de inclusión con servicios ya existentes y que en su mayoría paga la Comunidad.
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La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (PP), ha cuadrado las cuentas municipales, pero lo ha hecho a costa de recortes que han afectado también a los servicios sociales. El presupuesto social del Ayuntamiento lleva dos años reduciéndose; algunos servicios, como la teleasistencia a mayores, son ahora de pago para la mayor parte de usuarios. Esos ajustes han provocado además la congelación de nuevas iniciativas. Así, el Ayuntamiento anunció hace 10 días su primer plan de inclusión para discapacitados, con una inversión prevista para este año de 71 millones. Sin embargo, su memoria económica, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, revela que no se dedicará ni un euro nuevo a la iniciativa, nutrida de acciones ya en marcha sin enriquecerlas.
El plan busca “lograr la inclusión plena” de los 172.750 discapacitados de Madrid (el 5% de la población). Tiene un centenar de actuaciones urbanísticas, educativas y laborales, en su mayoría sin concretar, para 2014 y 2015. Sin embargo, el propio Ayuntamiento reconoce en la memoria que “no precisa de una carga económica extraordinaria”. No tiene financiación propia. Lo que “pretende es visibilizar actuaciones, generar sinergias y, por tanto, un mejor aprovechamiento de los recursos ya dispuestos”. En resumen, reordenar lo que hay y venderlo como una nueva iniciativa.
En opinión de la edil Cristina Chamorro (UPyD), “es vender humo, un ejercicio de maquillaje, meter en una caja lo que ya se hacía y ponerle un lazo”. Así, los 71 millones prometidos son “el sumatorio en su gran mayoría del coste de los programas y servicios ya existentes”, añade la edil.
Según la memoria económica, el 88% del presupuesto se corresponde con el servicio de ayuda a domicilio (58 millones) y de teleasistencia (4,2 millones), cuya aportación económica proviene mayoritariamente (el 93%) de la Comunidad de Madrid. El Ayuntamiento no tiene la competencia de dependencia, “pero le ha venido muy bien sumar esas partidas para engordar el presupuesto del plan”, señala Chamorro. Hay además incluidos 5,4 millones del servicio de ayuda domiciliaria.
Así, el 95% del nuevo plan de inclusión no es sino la suma de esos tres servicios sociales ya existentes. ¿Y el resto? Para mejorar la accesibilidad en los autobuses urbanos hay un millón presupuestado, pero 950.000 euros son para mantenimiento de lo que ya hay, y solo 50.000 para nuevas actuaciones. Para eliminar las barreras arquitectónicas en toda la ciudad hay otro millón de euros.
El resto de medidas se tiene que conformar con 1,4 millones de euros (el 0,03% del presupuesto municipal total). Hay 41.000 euros para cursos de formación ya previstos; 215.000 euros para abrir, como estaba ya programado, centros especiales durante las vacaciones escolares; y 12.000 euros para eliminar barreras en centros de salud, casi lo mismo (11.000 euros) que para editar una guía de turismo accesible.
Hay convenios y subvenciones que ya existían y cuya cuantía no se incrementa respecto al año anterior. Y partidas testimoniales, como los 500 euros para material audiovisual para las bibliotecas.
El Ayuntamiento se ha comprometido a instalar 600 plazas adicionales a las 800 ya existentes de aparcamiento para personas con movilidad reducida.Bruno García Gallo, para EL PAÍS.
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