domingo, 1 de noviembre de 2015

MI AMIGO DE LA INFANCIA ME ENSEÑO UNA VALIOSA LECCIÓN, SOBRE LO QUE ES SER UN PADRE DE UN NIÑO CON NECESIDADES ESPECIALES...



Antes incluso de tener mis hijos, el mundo de las necesidades especiales era algo que formaba parte de mi propia infancia. Crecí alrededor de los que más necesitan amor y atención. De vez en cuando, tendríamos niños que tenían síndrome de Down o discapacidad física en nuestras aulas.

En mi tercer grado, mi mejor amigo era un niño con espina bífida, que más tarde murió debido a otras cosas que sucedieron dentro de su pequeño cuerpo.

Eso me hizo preguntarme, cuando se diagnosticaron a mis propios hijos, si ¿no sería maravilloso que la gente pudiera ver más allá que un factor distintivo? A pesar de que ha habido una gran cantidad de avances en la ciencia médica, parece que la ignorancia todavía reina.

He escrito mucho sobre las luchas cotidianas tanto yo como mis hijos han navegando alrededor en un mundo que parece ser, algunos días, muy hostil. Cada vez que me encuentro con alguien que no puede entender a mis hijos, vuelvo a mirar dentro de esas aulas llenas de niños que sólo querían jugar y tener amigos. Y creo, no ha cambiado mucho. Claro, estamos empezando a ver más y más niños con necesidades especiales en las aulas, pero son las actitudes que no han cambiado. Todavía tenemos maestros que no respetan la singularidad de sus estudiantes y adultos, que todavía tratan de tomar ventaja de los que creen que son débiles. Son esas actitudes las que me molestan.

Tomo las experiencias que tuve al crecer como algo que enseñar a mis propios hijos. Quiero que vean a la gente con una mente abierta. No quiero que piensen que sólo porque alguien es diferente a ellos, tienen que ser excluidos de la sociedad. Yo quiero que sean capaces de defender a alguien que tal vez no puede hacerlo por si mismo.

Después nos dieron el diagnóstico de nuestro tercer hijo, me acordé de todos esos años de mirar dentro de esas aulas especiales, pensando para mis adentros, "Por qué no pueden salir a jugar con nosotros?" Veo a mi hijo, que es muy feliz donde en una de esas aulas. Espero que llegue el día en que va a ser capaz de estar con sus compañeros. Sé en mi corazón que lo hará.

Me quedo con los recuerdos de una persona que me enseñó mucho. En ese momento, yo no pensé mucho en ello. Pero mirando hacia atrás, sólo veo a una persona que estaba dispuesta a ser mi amigo y yo el suyo. Viendo fotos de la escuela, el siempre estaba en su silla de ruedas con una gran sonrisa. Recuerdo que en su funeral, su madre me dio las gracias por ser tan buena amiga. A día de hoy, yo estoy feliz de haberlo tenido en mi vida. Para mí, no había ninguna etiqueta o diagnóstico. Si una persona era una buena persona, eso era todo lo que importaba.

Espero que un día, todo el mundo va a estar hablando el mismo idioma cuando se trata de aceptar a nuestros hijos. Mirando hacia atrás, fui amiga de alguien que era diferente, y eso significa más para mí que cualquier otra cosa, él me enseñó más acerca de ser una buena persona de lo que se pudo imaginar. Y esa es la lección que muchas personas aún necesitan aprender.

TRADUCIDO POR ASPAU

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