Los pequeños ven su sueño hecho realidad. Su rostro de felicidad lo dice todo…
El año 2008, Ryan Weimer le preguntó a su hijo que padece atrofia muscular espinal (AME) quién o qué quería ser para Halloween. Keaton, su hijo, le dijo que quería ser un pirata. Fue ahí cuando su padre usó toda su creatividad e ingenio para crear un genial disfraz para que el pequeño fuera a recoger dulces.
Al ver que su hijo era tan feliz con este diseño, a Weimer se le ocurrió montar una empresa sin fines de lucro denominadaMagic Wheelchair (Silla de ruedas mágica) para que más niños pudieran tener estos increíbles disfraces.
Ahora Weimer le fabrica cada año un original atuendo a su hijo y hace feliz a 5 niños más.
Sólo puede seleccionar esa cantidad porque los disfraces son caros y toma cerca de 100-200 horas para fabricarlos.
Para ser seleccionado, los niños tienen que enviar un video de 1 a 3 minutos describiendo su idea en el sitio web.
Luego los pequeños ven su sueño hecho realidad.
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