viernes, 4 de marzo de 2016

«Pagaríamos por meternos en la cabeza de un hijo con autismo»

Santi Maldonado, autor de 'Todos los azules', está muy satisfecho con el éxito de su primera novela.
Santi Maldonado, autor de 'Todos los azules', está muy satisfecho con el éxito de su primera novela. / LUIS MICHELENA



  • Santi Maldonado publica 'Todos los azules' para que «se acepte mejor a estos chavales»

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Empezó a escribir un cuento a modo de terapia y le salió la novela 'Todos los azules'. El donostiarra Santi Maldonado ha elegido como protagonista de su obra a Aimar, un joven con autismo, circunstancia que conoce bien por su propio hijo. «He querido acercar el autismo a la sociedad y derribar barreras para que se comprenda y no se juzgue a estos chavales».
La escritura como terapia. «Soy un lector empedernido. Siempre me ha gustado escribir pero nunca me había animado a publicar, a mandar a concursos y, menos, a una editorial. A raíz de que mi hijo fuera diagnosticado con autismo empecé a leer e investigar en la literatura escrita sobre este tema. Vi que la mayor parte de las novelas son traducciones de obras anglosajonas, en las que no me veía reflejado, ni creía que estaba bien reflejada la realidad del autismo. Empecé a escribir a modo de terapia para soltar todas las vivencias que estaba teniendo. Iba a ser un cuento corto. Pero creció. Surgieron otros personajes y la trama se fue complicando».
Enganchar y emocionar. «Por el 'feedback' que estoy recibiendo de la novela, he conseguido mis objetivos de enganchar y emocionar al lector, pero sin ñoñerías ni sensiblerías. Buscaba reflejar la realidad del mundo del autismo desde que se diagnostica hasta los 20 años que tiene el protagonista, Aimar, el personaje que tiene autismo. Está un poco perdido y busca su lugar en el mundo. Narro la relación de Aimar con su madre, Ane, y todo el camino seguido en los últimos años. Aparece Jon, un hombre que ha entrado en la cuarentena y vuelve a su ciudad, Donostia, después de haber pasado una larga temporada en el extranjero. Y Martín, el psicólogo que atendió a Aimar desde el principio. Se entrecruzan sus vidas. Uso continuos saltos temporales para explicar la historia».
El personaje de Aimar. «Lo que más me ha costado es dibujar al personaje de Aimar, intentar ponerme en su cabeza. Es algo que suelo hablar mucho con padres y madres de niños con autismo. Pagaríamos lo que fuera por ver cómo perciben el mundo, qué sienten o cómo ven las cosas. Ese es el mayor esfuerzo que he tenido que hacer en la novela. Ponerme en la cabeza de un chaval con autismo para intentar ver cómo percibe la realidad. Me fijé en mi hijo pero también en las características de muchos chavales con autismo. Y es bastante difícil. No hay dos casos iguales. Hice un guión con las escenas clave que tenían que aparecer y me puse a escribir. La génesis de la novela fue un periodo de dos meses. A partir de ahí me di un tiempo de 9 ó 10 meses para escribir todos los días. Un párrafo, un par de folios... según pudiera. Los personajes me fueron acompañando y aparecieron nuevas situaciones y nuevos actores. La estructura inicial cambió completamente».
'El derecho a ser diferente'. «Ojalá tuviéramos un mundo en el que el derecho a ser diferente estuviera normalizado. No solo para las personas con discapacidad, una palabra, por cierto, que no me gusta porque son personas que no son discapacitadas, sino que tienen otras capacidades. Tampoco son autistas. Son personas con autismo y tienen otras habilidades. Me gustaría que las instituciones se implicaran más en el apoyo a este y otros colectivos. Que asignaran más recursos, ya que, en el caso del autismo, cada vez hay más casos diagnosticados».
Comportamientos que chocan. «En la novela cuento anécdotas que he vivido yo con mi hijo o las que me han contado familiares de personas con autismo. Porque a veces el comportamiento de estos chavales choca. Para el que no conoce este mundo, puede ser extraño. Hay que tener en cuenta que cualquier sobreestímulo sensorial que para nosotros no supone nada -un ruido que suena muy fuerte, el viento que sopla de repente- puede suponer para ellos una situación de estrés que deriva en una rabieta. Ello nos obliga a pensártelo dos veces antes de realizar actividades que un chaval 'normal' hace sin ningún problema. Te planteas si acudir o no a un recinto cerrado. Nos encontramos con gente que reacciona mal, como reprochando que estamos educando mal al niño y que necesita 'mano dura'».
Cada persona, un color. «Para el protagonista, todas las personas tienen su propio color, que las acompaña a lo largo de toda su vida. Hay autobiografías de personas con síndrome de Asperger, que son capaces de explicar cómo ven el mundo. Dicen que asocian los números con colores o que perciben todos los matices, lo que les supone tener un exceso de información en sus cerebros. Nosotros podemos filtrar la información, pero ellos, no siempre. Su cerebro se sobreexpone a demasiada información y muchas veces no son capaces de asimilarla».
2 de abril, día de concienciación. «Quiero transmitir mucho apoyo a todos los padres que están empezando en el camino del autismo, porque sus hijos han sido diagnosticados y comentarles también que el día 2 de abril, que es el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, nos veremos en cualquiera de las actividades que se organicen».

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