Quizás una de las partes más aterradores de la maternidad es cuando tienes que confiar en alguien más para ayudar a tu hijo. Un médico, una enfermera, un cirujano, un profesor, un terapeuta.
Las madres no quieren sentarse en el banquillo y observar, pero aun cuando no pueden hacer todo lo que quisieran, una madre siempre tiene una mano que sostenga a su hijo, un hombro donde llorar, un beso, una broma... y siempre dispuesta a apoyar y dar fuerza sólo por estar ahí.
Sirva de homenaje a todas esas mamás que están pasando por momentos difíciles con sus hijos hospitalizados.
Traducido por ASPAU.
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