Me despido de los lectores, pero sólo por unas semanas. Hasta que sepa dónde voy a dormir en Bruselas.
Desde hace más o menos un año y medio, el retrón arriba firmante no ha faltado ni una sola semana a la cita con los lectores de este blog en el que tanto hemos debatido, en el que tanto hemos aprendido, con el que tanto hemos difrutado... y con el que seguiremos disfrutando.
Porque la despedida de hoy es temporal y, además, sólo me voy yo. Mi socio se queda. Él seguirá haciéndoos pensar y reír todas las semanas mientras yo organizo un poco mi nueva y emocionante vida.
Como sabéis, el pasado domingo 25 de mayo la gente corriente de este país dio un golpe en la mesa y más de 1,2 millones de voces dijeron alto y claro que a nosotros no se nos desahucia, que no se nos corta la luz, que no se nos echa del país, que no se nos quita la sanidad, la educación o la dependencia, que no se nos miente y no se nos roba más.
Pues bien, uno de los cinco martillos humanos que la gente ha usado para dar el citado golpe es un servidor. Así que sí, ahora me toca irme a pasar frío y a llevar esas 1,2 millones de voces a Bruselas, donde tanto se cuece y tanto se conspira en contra de la gente humilde de esta Europa que no es la que soñamos.
Como tanto yo como mis compañeros eurodiputados somos gente normal y no tenemos secretaria, gabinete de prensa o departamento de logística, estos primeros meses van a ser una vorágine no sólo mediática sino también de preparativos y ajustes de detalles prácticos. Como no quiero escribir mis artículos retrones en el hueco del hueco del hueco que me deje mi loca agenda y que eso baje su calidad, he decidido que me tomo mis primeras y breves vacaciones del blog.
Os dejo en muy buena compañía. Nos vemos en agosto, desde Bruselas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario