lunes, 30 de junio de 2014

El 90% de los cuidadores de dependientes ha dejado de cotizar

Las Islas llegaron a tener a cerca de 2.500 personas afiliadas al régimen especial creado por la ley de dependencia en 2011, pero el cambio normativo ha reducido esa cantidad a 270.

Los cuidadores siguen atendiendo a sus familiares, pero ya no tienen facilidades para estar afiliados a la Seguridad Social./EL DÍA
G. Maestre, S/C de Tenerife
La época en la que cuidar a un familiar que no podía valerse por sí mismo se compensaba con atractivos fiscales como una cotización especial a la Seguridad Social ya es historia en Canarias, según se desprende de los últimos datos hechos públicos por el propio Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que reflejan un descenso de casi el 90% de cotizantes (89,1%).
En concreto, el Archipiélago pasó de contar con 2.695 personas afiliadas a la Seguridad Social como cuidadores no profesionales de personas dependientes a fecha 31 de diciembre de 2011 a solo 270 en marzo de este año y la tendencia sigue siendo a la baja.
No se trata de que ya no se hagan cargo de algún familiar dependiente, sino de que ya no perciben ingresos por ello o los que perciben se han visto muy mermados por los recortes de los últimos años.
Para la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales no es de extrañar que estas personas hayan dejado de cotizar, después de los cambios normativos que ha llevado a cabo el Gobierno central.
"Los cuidadores familiares o no profesionales tenían unos ingresos y eso daba la posibilidad de obtener una aportación a la Seguridad Social a través de un nuevo concepto. El 94% de esas personas eran mujeres y eran alrededor de 170.000. Con el cambio de gobierno, Rajoy advirtió que la ley de dependencia no era sostenible y en el plan de reforma de marzo de 2012 introdujeron una seria de medidas que se concretaron en un real decreto en julio en el que se rebajaba el 15% las prestaciones económicas, es decir, una media de más de 50 euros, y a partir del mes de septiembre quienes quisieran cotizar se lo tendrían que hacer por su cuenta como si fuera un autónomo", explica José Manuel Ramírez Navarro, presidente de la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.
"La gente no tiene dinero. La mayor parte no tiene ningún ingreso porque se dedican en exclusiva al cuidado de su familiar y tuvieron que dejar de cotizar y de 170.000 mujeres que había en toda España, más de 160.000 han dejado de cotizar, pese a que están al cuidado de algún familiar y con una prestación un 15% menor", añade este directivo.
Y es que los expertos aseguran que el discurso político actualmente es : "¿Para qué se le va a pagar a las mujeres por cuidar a su padres o a su hijos si toda la vida lo han hecho sin cobrar? Hay otras prioridades".
"Ha sido un retroceso gravísimo en la igualdad de género porque las mujeres siguen asumiendo este rol de forma generalizada renunciando a su vida profesional y personal, por eso desde la asociación defendemos que las políticas sociales no son políticas de igualdad, pero las mejores políticas de igualdad son las sociales porque las mujeres siempre están en desventaja y este es un ejemplo clarísimo", sentencia Ramírez Navarro.
Clara lleva más de 20 atendiendo a su madre Domitila después de que esta sufriera una apoplejía y se quedara completamente paralizada.
Su madre está en la cama desde 1993 y ni siquiera puede sentarse porque no se mantiene erguida. Tampoco habla.
Tres mujeres atadas a la pata de una cama
Clara vive para su madre en La Esperanza, pese a que tiene tres hermanos. Ninguno de ellos la atiende y solo contribuyen con cien euros al mes, gracias a los que ella vive, puesto que no tiene ningún tipo de ingreso económico. Los únicos seis meses que cotizó a lo largo de su vida fueron gracias a la Ley de Dependencia.
El caso de Sonia es parecido, pero ella no puede dejar ni un minuto sola a su hijo Luis Miguel de doce años. Nació con parálisis cerebral y tiene una discapacidad del 90% que le dificulta incluso respirar por sí solo, lo que lo mantiene pegado a una bomba de oxígeno.
No pudo volver a su trabajo después del parto por las necesidades que presentaba su hijo y ya nunca más ha tenido ni siquiera la oportunidad de insertase en el mercado laboral.
Cotizó casi un año como cuidadora, pero desde que le dijeron que debía pagárselo ella misma se dio de baja, puesto que tiene otros dos hijos y el único sueldo que entra en su casa es el de su marido, que es conductor.
Candelaria también vio una puerta a la esperanza con la aprobación de la ley de dependencia que luego se convirtió en portazo. Trabajó durante doce años en una panadería y lo dejó para dedicarse a su hermana Concepción, que sufrió un grave accidente de tráfico, puesto que es la única familia que tiene.
Ante la posibilidad de cotizar unos años más y tal vez alcanzar los 15 años (el tiempo mínimo para tener una pensión contributiva) no lo dudó, pero su alegría duró solo tres meses. Desde 2012 ambas subsisten gracias a la pensión de invalidez de la hermana, que no llega a los 500 euros.

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