Un discapacitado multado por aparcar su coche en una plaza exclusiva para discapacitados. Ésta es la situación kafkiana que le ha tocado padecer Roberto Mota Cameselle, un vigués con una minusvalía reconocida del 69%. Pero su historia va más allá de esta sorprendente sanción. La denuncia, en la calle Jesús Fernández (O Calvario), data de febrero de 2012. Presentó recurso y, por increíble que parezca, le fue rechazado. Pero no vaciló en presentar otro ese mismo año. "Era evidente que había un error y lo han corregido". Esto era lo que pensaba desde entonces, pues no volvió a saber nada más de la multa. Pero su sorpresa fue mayúscula la semana pasada cuando, dos años después de haber presentado el pliego de descargo en el ayuntamiento, no solo recibió respuesta, sino que de nuevo fue desfavorable.
"Ya no sé que hacer. Primero, no acabo de entender cómo un agente puede despistarse y no ver que el coche tenía la tarjeta de discapacitado. La llevo siempre. No se mueve del salpicadero. Pero que me rechacen el recurso, es ya surrealista. Tengo toda la documentación en regla, y tanto el coche como el seguro están a mi nombre. Es imposible que haya confusiones", declara molesto Roberto Mota sujetando la sanción que le obliga a pagar 200 euros antes del 3 de julio por haber aparcado en una plaza de minusválidos en el año 2012.
Tras recibir el primer recurso rechazado, Mota acudió a un amigo que trabaja en la Policía Local. "No se lo creía. Me dijo que era evidente que tenía que haber un error. Él me echó una mano para presentar el segundo recurso. Y como esto ocurrió ya en 2012 y no había tenido ninguna noticia desde entonces, suponía que lo habían admitido y que estaba todo resuelto. Pero no. Ahora, dos años después, me responden que tengo que pagar. Es un sinsentido", exclama indignado.
Roberto Mota confiesa que no sabe qué hacer. "Otro recurso ya no puedo presentar, y solo me queda la vía judicial, pero tampoco quiero meterme en costes de abogados y tasas. Hablaré con la aseguradora a ver qué me dicen. No quiero pagar, porque es evidente que hay un error de bulto, pero parece que es la única alternativa que me dejan", lamenta.
Pero esta no es la primera vez que -denuncia- ha sido "víctima" de un despiste policial. "Me multaron otra vez en la misma calle y plaza, recurrí y, esa vez sí me retiraron la sanción", admite. Esta denuncia, que todavía conserva junto con el recurso, fue en la misma plaza y año que la otra que ahora le obligan a pagar: 2012. Si bien, en este caso fue el "multamóvil" y no un agente. "Entiendo que pasaron con el coche, sacaron la foto y no se molestaron en bajar y ver que el coche tenía puesta la tarjeta de dispacacitado", supone.
Años antes, con un modelo de coche diferente al que tiene ahora, recuerda que tuvo que ir hasta en dos ocasiones al depósito municipal a recuperar su vehículo, que le quitaron por estar también aparcado en una plaza para discapacitados. "Cuando me llevaron al depósito de la avenida de Madrid y llegué allí en la silla de ruedas, un agente me dijo que habían llevado el coche porque estaba estacionado en una plaza para discapacitados. Le miré y no dije nada. Se dio cuenta de la barbaridad que me estaba diciendo y se defendió diciendo que si hubiera tenido puesta la tarjeta en el salpicadero eso no hubiera pasado. Le dije que fuera al coche a ver como sí estaba allí colocada. Al final me acabó pidiendo perdón y no tuve que pagar ni enganche, ni multa alguna", afirma.
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