«Les queda recorrido en su plan de ajuste y lo vamos a pedir», dice el número dos de Montoro, que también sugiere que no habrá más financiación durante 2015. Juan Carlos Moragues se planta y asegura que no va a meter más la tijera
PERE ROSTOLL 18.06.2014 | 03:32
De la invitación de cortesía, las sonrisas para la foto de rigor y los abrazos se pasó a una nueva bronca entre el Gobierno y la Generalitat. El conseller Juan Carlos Moragues había llamado al alto mando del Ministerio de Hacienda –primero a Cristóbal Montoro que delegó, finalmente, en su número dos Antonio Beteta– para su presentación en uno de los foros políticos que reúne a la flor y la nata de la clase política y económica de la Comunidad. Pero, al final, la convocatoria se convirtió en una nueva batalla dialéctica entre el Gobierno y el Consell con otro portazo de Madrid a la Generalitat, sumida en la asfixia financiera, obligada a malvivir de los préstamos bancarios y amenazada por el colapso económico. Otro desaire para la autonomía peor financiada de toda España. De una tacada y para enfado monumental de Alberto Fabra y de todo su gobierno, Beteta marcó distancias con el Consell. Reclamó nuevos recortes en servicios básicos para cumplir con el déficit, dejó claro que no se pondrá en marcha el sistema de financiación en 2015 y que tampoco habrá compensación de la deuda histórica con lo que habrá que pagar euro a euro los más de 5.000 millones sumados a los intereses del rescate de 2014. Una fortuna.
Al término de la conferencia de Moragues, el número dos de Montoro, a micrófono abierto y sin ningún rubor, no tuvo piedad. De invitado ilustre pasó acto seguido a enemigo público número uno. Para Antonio Beteta el único camino que tiene la Generalitat por delante pasa por seguir recortando. «La Comunidad tiene todavía margen y el conseller sabe dónde», lanzó a modo de torpedo el número dos de Hacienda para dinamitar la jornada. «No en todos los servicios públicos, ni en todos los conceptos, según sus propios estudios, el gobierno de la Generalitat es el más eficiente. Así de claro», añadió antes de remachar. «El Consell tiene recorrido en su plan de ajuste y así se lo hemos dicho, se lo reiteramos y se lo vamos a exigir. Veremos si lo hacen...», soltó el principal colaborador de Montoro de visita en la Comunidad por invitación de Moragues. Como se recordará, el incumplimiento del déficit obligaría a la Generalitat a meter la tijera en 2014 por otros 1.300 millones algo que, de acuerdo con los datos del Consell, es imposible de cumplir.
Antonio Beteta, un dirigente del PP muy ligado a Esperanza Aguirre del que fue su consejero de Hacienda en Madrid y acostumbrado a poner en un brete a la Generalitat cada vez que pisa el territorio autonómico, enfrió por completo las aspiraciones del Consell sobre el nuevo modelo de financiación, que el gobierno de Fabra esperaba para 2015 con un mecanismo que, además, pudiera compensar a la Comunidad: «Mientras no haya más recaudación no hay un sistema de financiación que pueda ser asumible por el conjunto de las comunidades; mientras no crezca la tarta económica, cualquier cambio traería insuficientes recursos». No llegó a poner ni siquiera ningún plazo: «Si lo supiera –se confesó el dirigente de Madrid– sería un «profeta».
Las bombas de racimo que disparó Beteta en Valencia durante su comparecencia junto a Moragues indignaron al Consell. El malestar del titular de Hacienda y gran parte del gobierno era evidente. Fuentes de la Generalitat cuestionaron, incluso, la versión que ofreció el segundo de Montoro en Hacienda sobre el margen de recorte que le queda al Ejecutivo autonómico. Apuntaron que el documento, pendiente aún del próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera, sugiere la posibilidad de aplicar algún recorte concreto pero en una cuantía muy inferior a la que reclama Madrid. Y, que en todo caso, no afectaría de ninguna manera al gasto social. El conseller de Sanidad, Manuel Llombart, por ejemplo, salió a la palestra para apuntalar esa tesis. «Desde luego, en este departamento, no hay margen alguno», zanjó Llombart.
Fue, con todo, el conseller Moragues el que dirigió, de puertas hacia fuera, las baterías de defensa contra Beteta. «Somos más eficientes que el resto de comunidades y si en algo no lo somos es porque apostamos por Educación, Sanidad y Bienestar Social. No vamos a ajustar ni a recortar. Se tienen que prestar con una calidad adecuada», se plantó el titular de Hacienda frente a Madrid. Moragues reclamó ingresos «especialmente extraordinarios» –hasta ahora desde el Estado sólo han llegado operaciones con los bancos por importe de más de 20.000 millones en los últimos tres años que, desde luego, hay que retornar– porque, recalcó, en los servicios básicos «hemos tocado hueso» y son «líneas rojas que no queremos traspasar». «Tenemos autogobierno», advirtió Moragues para rechazar los recortes y antes de alertar, además, de que la falta de financiación de la Comunidad –unos 1.000 millones y otros 13.500 de deuda histórica– ha engordado el endeudamiento. «Es una cuestión de voluntad», retó.
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