«Me dieron 10 años de vida, nadie creía que sería madre; ahora me veo senadora»
Después de toda una vida superándose a sí misma, vuelve a ponerse un nuevo reto: ser la tercera senadora por Castilla-La Mancha. Entra, así, sin pretenderlo, en el juego político, en la «lucha» por un escaño que el PP reivindica para sí
Atrofia muscular espinal tipo 2. Esa es la grave enfermedad genética, muscular y degenerativa que padece desde que nació en Toledo hace 34 años, y que le provoca que los músculos se atrofien y vayan perdiendo fuerza y movilidad. Pese a ello, es la primera mujer en España y la segunda del mundo que ha sido madre—tiene dos hijos: Sofía, de 11, y Gregorio, de 6—, algo que ni los propios médicos creían que podría conseguir. Con 33 kilos de peso y 1,40 metros de estatura, Virginia Felipe vive sentada en una silla de ruedas y ayudada de una persona desde que se levanta hasta que se acuesta.
—Y ahora, un nuevo reto ante usted: ser senadora por Castilla-La Mancha.
—Pues sí. Mire, los médicos le dijeron a mis padres que yo no viviría más de diez años, y aquí estoy. En los embarazos, tampoco apostaban por mí; los médicos me dijeron que no podría, y demostré con hechos que sí. Cuando deseas algo con tanta intensidad, es muy difícil que te salga mal. Yo, en la vida, he tenido que luchar hasta con mi propia vida.
—Avalada por el Consejo de Coordinación de Podemos, se ha presentado como independiente a las primarias para el escaño en el Senado. Y las ha ganado, frente a nueve candidatos.
—Sí, con el 40% de los votos. Nunca he militado en partidos políticos, aunque sí he estado muy comprometida con causas sociales. Agadezco a Podemos que dé la oportunidad a personas de la sociedad civil a presentarse a las primarias.
—De la sociedad civil a la política. ¿Qué la ha llevado a dar el salto?
—Creo que hay que dar visibilidad desde el Senado a esas situaciones de personas que han desarrollado capacidades y valores para ayudar a conseguir una sociedad mejor. Soy una persona muy fuerte con un gran espíritu de superación, y me encantaría poder ayudar a conseguir un mundo mejor. Quiero dar una imagen positiva a la diversidad en la diferencia para su normalización, y ahí cabemos todos; una sociedad inclusiva con oportunidades para todos, también en las instituciones.
—Si al final es designada senadora por las Cortes regionales tendrá aún más dificultades, viajar a Madrid, acudir a plenos, comisiones...¿Lo ha pensado bien?
—¡Pero mi día a día está lleno de dificultades! Vivimos en una sociedad muy mal diseñada. Yo, cada vez que salgo de casa, tengo que superar muchísimas barreras de todo tipo, no solo arquitectónicas sino mentales, que nos hacen muchísimo daño. Y por eso, porque quiero cambiar esos prejuicios que tiene la sociedad, quiero trabajar allí. Y no solo quiero ir al Senado para aportar lo que sé, sino a aprender de mis compañeros, estudiar a fondo las cuestiones y trabajar por mejorar el día a día de la gente.
—Desde mi barrera de persona «normal», veo que va a tener que necesitar ayuda. ¿La tiene en su vida diaria?
—Claro, tengo un asistente personal que me ayuda, una mujer que está conmigo todo el día desde hace nueve años. La sociedad tiene que estar preparada para que las personas como yo también podamos trabajar. Yo siempre digo que ella es mis manos y mis pies. Estoy muy limitada físicamente y necesito ayuda para todas las tareas, pero mi mente no tiene límites. No soy una persona de quedarme en casa, he dado conferencias en universidades, en institutos, he ido a congresos para compartir mi testimonio de superación, y a colegios para fomentar desde la infancia el respeto a las diferencias y a la educación inclusiva.
—Y ha sido modelo.
—Sí, he participado en campañas a nivel nacional sobre enfermedades poco frecuentes y como modelo en desfiles de moda y ropa adaptada para sensibilizar a los diseñadores. El mundo es diversidad y en ella entramos todos. Aquí nadie es normal, esa palabra se queda obsoleta porque cualquier persona es única y todos somos necesarios para ayudar a que todo vaya mejor. Lo que más me duele son las barreras mentales, que haya tantos prejuicios, tanta discriminación, que vivamos en un mundo de apariencia, que juzguemos sin conocer a las personas.
—¿Está de acuerdo con los que dicen que el Senado no sirve para nada?
—El Senado debe dar un cambio, convertirse en un espacio donde se exprese la voz del pueblo, una verdadera cámara de representación que realmente fiscalice la labor del Congreso.
—¿Qué posibilidades cree que tiene para ser designada senadora?
—Como soy muy positiva, me veo como senadora. Me gustaría que todos los que vayan a votar reflexionaran sobre mi candidatura, que me dieran la oportunidad de representar a todos los castellano-manchegos.
—El PP reclama ese tercer diputado. Dicen que su elección puede ser fruto del pacto PSOE-Podemos.
—Yo desconozco esa información, me he presentado como una ciudadana. Soy positiva y creo que lo puedo conseguir.
—¿Qué le hace falta a la Ley de Dependencia para ser justa y efectiva?
—Es uno de los pilares básicos del estado de bienestar y no estoy de acuerdo con lo que se ha estado haciendo. Se deben desarrollar claras posibilidades para todos los casos de diversidad funcional. Han quitado la cuantía de la Seguridad Social que se pagaba a los cuidadores no profesionales; han bajado las ayudas y han rebajado los grados a las personas que tienen enfermedades degenerativas. Y eso no puede ser así.
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