sábado, 25 de enero de 2014

“¿Por qué recortáis en mí?”

Miles de personas protestan en Valencia contra el copago en dependencia

Miles de personas protestan en Valencia contra el copago en dependencia. / MÒNICA TORRES
Un estridente coro de bombos, silbatos, bocinas, platillos e incluso un cencerro se oía ayer por la mañana en las calles aledañas a la plaza de Manises en Valencia. Miles de personas con discapacidad llegadas de toda la Comunidad Valenciana se concentraron frente al Palau de la Generalitat contra un copago en dependencia que consideran “ilegal e inhumano”. Los manifestantes, convocados por 13 organizaciones, entre ellas los sindicatos, exigieron la retirada del copago, la dimisión del presidente, Alberto Fabra, y de la consejera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana.
Asunción, Asunción, qué consellera más rata Asunción. Asunción, Asunción, no nos jodas la pensión, cantaba silenciosa una pancarta.Qué vida tan diferente, señor presidente. La suya y la nuestra, señor presidente, rezaba un cartel manuscrito.
“Tengo un hijo autista con 37 años que necesita, además del centro, una persona que le ayude. Entre el copago y los gastos de comedor tengo que desembolsar 4.287 euros al año”, explicaba Remedios Méndez (59 años), venida desde Ontinyent (Valencia). “Ellos quieren que tengamos niños con deficiencias... Yo le dejaría a Gallardón a mi hijo en la puerta de su casa un mes. Y sin quitarle lo que nos van a quitar a nosotros. ¡A ver qué hacía!”, sentenciaba enfadada.
"A mi hija le quedarán 100 euros al mes”, se quejaba una madre
Necesitamos cada céntimo de las pagas, ¡escuchad!, clamaba al aire un cartel. ¿Por qué recorta en mí?, se preguntaba retóricamente otro. Las historias de las familias son similares. “Mi hija tiene 36 años y más de un 90% de discapacidad. A veces se pone muy agresiva. Tengo 73 años y me hace falta ayuda para cuidarla. Con lo que va a tener que pagar, a mi hija le quedarán solo 100 euros al mes”, explicaba una madre llegada en tren desde La Encina (Alicante).
La Generalitat ha encomendado a los centros que recauden el importe de los copagos, pero estos se niegan. La medida, que podría darles liquidez, les hace sentir verdugos de una situación de conflicto.
Julián Oviedo, director del centro ocupacional Los Silos de Burjassotexplicaba su malestar: “Es un doble pago aunque la Administración lo niegue. Desde el año 91 o 92 los usuarios están haciendo una aportación familiar a los centros, en mi centro son 40 euros. El año pasado hicieron otra aportación más y hoy en día están pagando cerca del 10% de lo que cuesta la plaza. El copago no elimina la aportación familiar: se suma”.
Los centros se sienten verdugos en una situación de conflicto
Maria José Ruiz vive desde hace un año y medio en un piso tutelado en Burjassot. El objetivo de los pisos es lograr la plena integración de los usuarios para que puedan vivir solos. Para ello, hacen actividades con colectivos normalizados, pero estas actividades se pagan. Con una pensión no contributiva de 365 euros y un copago de 239 euros, María José explica que, con unos padres mayores que no pueden atenderla y sin más ingresos que los 126 euros restantes, no tiene para vivir. “Si tuviera que salir del piso no sé qué haría porque no tengo donde ir.
Sergio Dares (35 años), usuario de un centro ocupacional de Xàtiva (Valencia) explicaba que el copago supondrá un retroceso en su autonomía: “De momento no me he planteado salir del centro pero si las cosas van así tendré que salir. Para mí sería malísimo porque estoy allí durante el día, trabajo haciendo rejillas, me distraigo y me hace sentir bien estar en el centro”.
Mostrando una pegatina en con la cifra que la Generalitat le obligará a pagar, Sergio lanzaba un mensaje: “Si pudiera hablar con el señor presidente le diría que, por favor, tenga un poco de dignidad y respeto hacia los discapacitados porque nosotros somos personas, seres humanos. Que se baje del burro, que nosotros no somos maletas de carga que se abandonan en la puerta”.

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