lunes, 11 de febrero de 2013

La nueva vida de Egoitz

La nueva vida de Egoitz



El apoyo de los vitorianos a la campaña de captación de fondos para comprar una silla automática a este niño tetrapléjico alcanza su objetivo

11.02.13 - 01:41 - 
El propio Egoitz da fe de ello, con una sonrisa de oreja a oreja mientras gira su silla en señal de agradecimiento. Un gesto dedicado a todos las personas que le apoyaron en la venta de boletos, los conciertos solidarios, el pintxo-pote o los torneos que contagiaron a la capital alavesa con el espíritu solidario y que han permitido que este pequeño «haya descubierto un mundo nuevo». Y es que las ventajas del nuevo vehículo son innumerables. La más importante «es que le ha mejorado la autoestima, está con muchas más ganas de todo», y a ello se suma que su nuevo medio de transporte «ya es para siempre, en caso de que crezca solo hay que cambiarle el asiento y el respaldo, pero el chasis se mantiene». Y si se le añade el hecho de que Egoitz puede elevar el asiento hasta una altura que le permite ver eventos o detalles tan aparentemente sencillos «como los animales de una tienda de mascotas», la felicidad para este niño es absoluta.
Por si fuera poco, en la ortopedia le reservaron una pequeña sorpresa, y el día que fue a recoger la silla se la encontró personalizada y con dibujos de Hulk, su superhéroe favorito. Pese a todo, «los dos primeros días decía 'esto es una mierda', hasta que le cogió el truco», recuerda su madre con una sonrisa.
Más complejo
Porque el mecanismo es ahora mucho más complejo: tiene un segundo mando a la altura de la mejilla que le permite encender y apagarla, acercarse al mentón el control de la dirección y elevarse cuando guste. «Esto supone mejorar su autonomía, le da más libertad», explica.
Domínguez no puede estar más contenta con el apoyo recibido, aunque también hubo críticas por el elevado coste del aparato que ella quiere rebatir. «No es una silla automática normal, no podría usarla. Cualquier parapléjico necesita ciertos 'extras', y si está en el mercado la posibilidad de mejorar la calidad de vida hay que aprovecharla», defiende. No consiguieron vender todos los boletos para la rifa de productos donados por el centro comercial Gorbeia, pero el juicio que ganaron a Osakidetza y que se tradujo en 4.000 euros de subvención han hecho que les haya sobrado algo de dinero.
«Con eso estoy adaptando la casa para que él se pueda mover mejor. Tenía claro que el dinero era para gastarlo en sus necesidades, y ahora hasta puedo darle un baño sin problemas», relata agradecida. Pero, sobre todo, lo que más le emociona es la ayuda emocional que la silla le ha dado en los últimos meses, en los que ha tenido que ingresar en el hospital varias veces por un problema en el pulmón. «Cuando ingresa, lo primero que dice es 'traerme la silla'», apunta.

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