martes, 12 de febrero de 2013

Acercamiento a la vida sexual de una persona discapacitada


Dos personas nos van a ayudar a entender algo de la vida sexual de una persona con discapacidad: una estudiante de sexología con distrofia muscular desde Puerto Rico y un psicólogo experto en integración social desde Alicante. Ambos nos piden que nos centremos en la discapacidad física para no mezclar cosas que no tienen nada que ver, y aunque no hablamos con ellos de forma simultánea, sus reflexiones cruzadas pueden formar parte de una misma conversación.

María del Carmen Rodríguez-Morales nos saluda por chat desde San Juan de Puerto Rico. Tiene 26 años y acaba de terminar un máster orientado a la rehabilitación. Para su tesis, ha elegido investigar sobre la imagen corporal y la satisfacción sexual de las personas en su situación. Ella misma sufre una distrofia muscular que la mantiene en silla de ruedas pero que no le impide mantener relaciones sexuales placenteras, “aunque con esfuerzo y entendimiento”, con su pareja, que no tiene ninguna dicapacidad.
P. “Con esfuerzo y entendimiento”
María del Carmen: Sí, y con creatividad. La realidad es que tienes unas limitaciones, así que hay que buscar alternativas y explorar. Por  ejemplo  la mayoria de las personas con discapacidad fisica tenemos falta de movilidad, por lo tanto quizás no podamos hacer una   amplia variedad  de posiciones sexuales, pero hay alternativas.
P. ¿Es complicado encontrar pareja eventual o mantenerla siendo discapacitado?
M.C.: Sí. Socialmente se tiene una visión estigmatizada de nosotros. Incluso si llevas a una pareja con discapacidad ante tu familia, ¿qué piensan?  Si se la presentas a tus amigos, ¿creerán  que no  puedes conquistar a otra persona sin discapacidad? Tampoco hay muchos lugares donde se pueda encontrar pareja si eres discapacitado. Los parques   recreativos, el cine, el teatro, las discotecas, las universidad, muchas veces no son accesibles.
José Bustamante es psicólogo experto en sexología y entre otros proyectos desarrolla en la Comunidad Valenciana un servicio de asistencia y formación a discapacitados sobre su vida sexual. “Recibimos unas 30 llamadas al mes al teléfono de asistencia”, nos cuenta.
El proyecto Discasex empezó siendo un pequeño estudio para averiguar si la sanidad pública debería subvencionar medicamentos como la Viagra para facilitar el sexo a personas con falta de sensibilidad u otras lesiones físicas. “Nos centramos en principio en la esclerosis múltiple, en lesiones medulares o en los afectados por espina bífida”, dice, “pero nos dimos cuenta que, más allá de los condicionantes físicos, los más importantes son los psicológicos”.
En los casos más severos o localizados de discapacidad en los hombres, se produce un salto cualitativo: la incapacidad de eyacular.  “Ciertas lesiones neuronales te permiten tener una erección, y  mantenerla, pero no puedes eyacular”, nos explica el doctor. “Esto es  porque, mientras la erección sólo requiere que llegue sangre al pene y  cierta concentración, para eyacular entran en juego muchos más músculos y  órganos”.
En el caso de  las mujeres, “hay muchos casos en que su lesión causa incontinencia urinaria,  que evidentemente es muy incómoda para el sexo” y aumenta la sensación  de inseguridad. A Discasex llaman tantos  hombres como mujeres. “Las mujeres que nos llaman, a veces, no son las  que padecen la lesión sino las parejas de los hombres discapacitados.  Ellas tienen más predisposición a pedir ayuda, te preguntan cómo pueden  aliviar la frustración de su marido o novio”.
P.  Frustración. Parte de tu cuerpo no es sensible a los estímulos y a la  vez el  deseo es igual de poderoso, ¿cómo se convive con  eso?
M.C.: La frustracion es un aspecto importante, pero importa mucho cómo te veas a ti  mismo. En muchas ocasiones una  persona con limitaciones no explora  alternativas porque  socialmente se ha  establecido que no puedes  disfrutar. Recientemente vi un vídeo de  cómo estimulaban sexualmente a una persona que sólo podía la cabeza.
¿Por qué no?
Tanto el doctor como la estudiante están de acuerdo en que la  alternativa en estos casos pasa por desmitificar el sexo como algo que  ocurre sólo en los genitales; la frase que nos suelta José Bustamante es  de libro de citas: “La sexualidad es una forma privilegiada de  comunicación del ser humano”; si una parte de tu cuerpo no tiene  sensibilidad, no hay lubricación o erección, el resto de ti puede  ser erógeno.
Según nos cuentan ambos, hay diferencias entre aquellas personas cuya enfermedad es congénita y aquellas a las que les ha sobrevenido la lesión. “Si has tenido un accidente que te deja discapacitado, hay un antes y un después en tu vida. Sabes lo que has perdido porque lo has vivido y queda una sensación de duelo”, dice Bustamante. “Si la enfermedad es degenerativa, a la sensación de duelo por lo que vas perdiendo se suma la sensación de angustia por lo que vas a perder”. Y, por último, “si tu enfermedad es congénita, como el enanismo, te ahorras esa angustia porque has desarrollado toda tu vida en esas condiciones, pero la mayoría tiene una visión incompleta e infantilizada de la vida sexual”, afirma Bustamante.
P. ¿Los padres de discapacitados tratan a sus hijos como personas maduras sexualmente?
M.C.: Es un  aspecto que te limita para encontrar pareja. Los  padres  suelen ver a su hijo o hija discapacitado como  un niño. A veces no le  educan para socializar, para tener pareja, para interactuar. La mayoría   dependemos  principalmente de nuestros padres y si éstos tienen una   percepcion  negativa o de tabú respecto a la sexualidad, eso nos afecta.
El principal problema de los discapacitados que buscan asesoramiento sexual no es la incapacidad física de tener una erección, “y si lo es, tiene que ver más con la falta de deseo, la falta de autoestima, la sensación de que no se ven capaces de dar placer a su pareja”, nos cuenta el doctor Belmonte. “Un ejemplo claro es que en ocasiones, tanto las mujeres como los hombres llegan al orgasmo masturbándose, pero no cuando mantienen relaciones con otras personas“. Según Bustamante, no siempre es tan fácil distinguir si la falta de actividad sexual tiene que ver con la lesión  medular o es causa de un estado emocional.
(cc / getty images)
P. ¿Todo este torbellino de sensaciones, complejos y frustraciones aumenta los casos de violencia de género?
M.C.: Piensa que una mujer discapacitada es más dependiente. Puede llegar a pensar “tengo una  pareja, que me ‘cuida’, que me brinda donde  puedo vivir, etc. No puedo  valerme por mi misma, no trabajo, no puedo  vivir sola”, etc.
En este juego social de estigmas y percepciones, Internet tiene sus propias reglas y la conversación puede llegar antes que el contacto visual entre dos personas. Si te “enganchas” de alguien a través de tu chat preferido, luego puede que su discapacidad “te importe menos”. Aunque María está de acuerdo con eso, el doctor nos cuenta que al final la tendencia es la misma que en la vida real: “como ocurre con cualquiera de nosotros, siempre buscamos la compañía de la gente con la que compartimos modos de vida. Las personas discapacitadas suelen encontrar pareja o relaciones precisamente dentro de los colectivos de discapacitados, en la asociación a la que pertenecen”. En Internet es cierto que se puede jugar al principio con las identidades, “pero se encuentran más cómodos en páginas o comunidades sobre discapacidad” y evitan el riesgo de aislarese.
P. Teniendo en cuenta que la pornografía es hoy un producto de consumo masivo y que influye en nuestra percepción del sexo, ¿qué te parece la aparición de actores porno con discapacidad, como Josito (he visto que lo enlazas en tu web)? ¿Son personas que ayudan  a la normalización del sexo en este colectivo o actúan como “bufones”,  “freaks”, para dar espectáculo al resto de la sociedad?
M.C.: Este tema es igual de polémico como el de la prostitución.  Realmente no sé como la gente en general lo considera, pero yo lo veo como la constatación de que las personas con discapacidad pueden hacer lo que deseen.  Tanto lo “bueno” como lo “malo”. El sexo tiene sus cosas buenas y malas, pero podemos hacerlas.

Algunos datos sobre personas discapacitadas en España

Según en INE e icluyendo también a las personas con discapacidad intelectual:
  • El número de personas oficialmente discapacitadas alcanza los 3,8 millones, lo que supone el 8,5% de la población. Sin embargo, casi el 60% de ellos tiene más de 65 años, con enfermedades asociadas a la vejez en la mayoría de los casos.
  • Un total de 608.000 personas con discapacidad viven solas en su hogar.
  • 1,39 millones de personas no pueden realizar alguna de las actividades básicas de la vida diaria sin ayuda.

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