jueves, 8 de mayo de 2014

Una discapacitada torrejonera, despedida al grito de “eres subnormal profunda”

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La justicia absolvió al jefe tras anular un primer juicio por defecto de forma

“Procura no nombrar a mi padre que te parto la cara aquí mismo, que te abro la cabeza. Eres subnormal, subnormal profunda”. De esta cariñosa manera despedía el propietario de un conocido local de ocio torrejonero a una de sus empleadas el pasado mes de enero de 2013. Si el asunto ya es grave de por sí, se convierte en sangrante al tener en cuenta que la empleada es discapacitada psíquica, e inenarrable al conocer el sorprendente recorrido judicial del asunto

Y es que, a pesar de la contundencia de las afirmaciones, que constan en una grabación entregada a la policía y a los juzgados, el empleador salía absuelto de todos los cargos tras ser anulada por defecto de forma una primera sentencia favorable a la trabajadora.
Todo sucedía, según los tribunales, el pasado 17 de enero de 2013, cuando, tras una acalorada discusión, el jefe pedía a su empleada que recogiera sus cosas y se marchase. Ésta le recriminaba que sus padres podían estar muy orgullosos de ella, cosa que los de él no podían decir. La interpelación provocó que, según la sentencia, el hombre, “con tono agresivo y levantando la voz”, le soltase el duro exabrupto, por el que la torrejonera decidía interponer una denuncia ante la policía por amenazas, vejaciones y maltrato.
La conversación, grabada en audio, fue utilizada como prueba en un juicio de primera instancia en un juzgado de Torrejón, en el que la jueza condenaba al propietario por una falta de amenazas y otra de vejaciones injustas a veinte días de multa a razón de ocho euros diarios, además del pago de las costas, tras no considerar hecho probado el maltrato (la trabajadora afirmaba que tras proferir la ofensa, se abalanzó sobre ella agarrándola del cuello).
A pesar de lo irrisorio de la condena, el acusado la recurrió por defecto de forma, provocando una sentencia aún más indignante para la trabajadora. En el segundo juicio la jueza no escucha ni una sola de las amenazas, sino “solo pasos”, por lo que decide absolver al empleador de todos los cargos, declarando las costas de oficio.

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