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lunes, 25/03/13 - 13:21
Hace 15 años los neurólogos apenas contaban con tratamientos para atacar la esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune, degenerativa e invalidante que aparece en los adultos jóvenes. Hoy, existen principios activos, como el fingolimod, que están demostrando que pueden frenar esta patología
La esclerosis múltiple ha sido el tema estrella de la 65 reunión de la Academia Americana de Neurología (AAN), celebrada en San Diego(California, Estados Unidos). Y en ella se ha constatado que el fingolimod (que comercializa la farmacéutica Novartis con el nombre de Gilenya) es eficaz para reducir los brotes de la enfermedad y ralentizar su evolución.
Pero lo más novedoso es que este fármaco actúa directamente sobre la atrofia cerebral, una de las principales consecuencias de la esclerosis múltiple. Evitar la pérdida de masa del cerebro, supone frenar el agravamiento de la enfermedad.
El coordinador de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital de la Candelaria de Tenerife, Miguel Ángel Hernández, destaca los grandes avances que se han producido en esta enfermedad en los cinco últimos años: diagnóstico desde el primer brote y tratamiento precoz, el ahínco de jóvenes investigadores y una apuesta decidida de la industria.
“Una constelación de factores que hoy nos permite decir que empezamos a controlar la enfermedad, empezamos a evitar su desarrollo y se nos abre un futuro desde el punto de vista de diagnóstico y tratamiento casi a la medida de cada paciente, contar con varios recursos para cada paciente en función del tipo” de esclerosis múltiple, apunta este médico, también asistente a la gran cita de la Neurología de San Diego.
Gilenya es la primera terapia oral (la dosis es de una pastilla al día) autorizada para tratar casos de esclerosis múltiple recurrente remitente (EMRR), aquella que combina brotes que afectan a la función neurológica con periodos de remisión. El 80% de los pacientes presentan esta tipología en las primeras fases de la enfermedad.
Tres estudios clínicos en fase III (Transforms, Freedoms y Freedoms II) han avalado los niveles de eficacia del medicamento en más de un 50 por ciento en la reducción de la tasa de recurrencia.
“En la práctica clínica diaria, con los pacientes, los resultados pueden llegar a ser mejores. En torno al 70/80% de eficacia en la reducción de brotes”, apunta el doctor Rafael Arroyo, coordinador de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Clínico San Carlos y jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario Quirón, ambos en Madrid.
Pero también los ensayos han confirmado el nivel de seguridad del fingolimod. Las primeras dosis pueden provocar, entre otros, problemas cardiovasculares. Por eso es fundamental evitar a un paciente con riesgo de cardiopatía. Además, se ha constatado que no se han registrado problemas secundarios adversos no esperados.
Pacientes tratados enEspaña
Unos 56.000 afectados por esclerosis múltiple son tratados con fingolimod, que se comercializa ya en 71 países. En España hay unos 40.000 casos diagnosticados (2,5 millones en el mundo), pero son 1.400 los que reciben este tratamiento.
La ficha técnica de la Agencia Española del Medicamento señala que el perfil de paciente al que prescribir este fármaco es aquel que haya fracasado con otros tratamientos o el que desde el principio, sin tratamiento alguno, presente síntomas más agresivos.
“No hay que llegar tarde, cuando veamos alguna de esas indicaciones no hay que dar vueltas. El tratamiento temprano funciona mejor que si nos retrasamos”, apunta el doctor Arroyo.
La esclerosis múltiple (cuyo origen exacto se desconoce) es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso central que afecta al cerebro y a la médula espinal. El organismo se ataca a sí mismo: los conocimientos actuales sugieren que los linfocitos T atacan a la mielina, sustancia que protege a las fibras nerviosas encargadas de trasmitir las órdenes a otras partes del cuerpo.
Esta enfermedad, que afecta a más mujeres que a hombres, presenta brotes periódicos que empeoran la función neurológica del paciente. La repetición de los brotes intensifica el daño y origina una discapacidad progresiva al afectar a las funciones cerebrales, al movimiento, a la visión etc.
Recortes y coste económico
La esclerosis múltiple es degenerativa y en el 50 por ciento de los casos los pacientes acaban necesitando una silla de ruedas a los 20 años del inicio de la enfermedad.
Además, según estudios europeos, supone un coste de unos 30.000/40.000 euros anuales por paciente. Esto incluye costes directos médicos (fármacos modificadores de la enfermedad, tratamientos para los síntomas y atención hospitalaria y ambulatoria) y costes indirectos (pérdida de productividad de los pacientes y sus cuidadores).
Ante este panorama, los neurólogos españoles asistentes a la reunión de la AAN defienden que la nueva generación de tratamientos, como el fingolimod, son de coste efectivo. “Si disminuimos los brotes, el enfermo puede seguir trabajando y con el tiempo no será necesario pagar una invalidez”, apunta el doctor Arroyo, mientras que el doctor Hernández destaca que en 10 o 15 años se podrá comprobar que se puede prevenir el desarrollo de esta enfermedad que ahora trunca la vida profesional y personal de personas de 20 a 40 años.
“Estamos convencidos de que son tratamientos eficaces y que previenen la invalidez”, subraya por su parte el doctor José María Prieto, neurólogo del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, quien critica a las autoridades sanitarias que lo cataloguen como un fármaco de segunda línea con excusas relacionadas con la seguridad, “pero es por razones económicas, es más caro y hay restricciones”.
“Estamos en el 2013 y este es el tratamiento”, apostilla el neurólogo Miguel Ángel Hernández. “Y nosotros no debemos dejar de ser médicos, porque mañana la crisis puede pasar, y debemos compartirlo con el paciente”.
El neurólogo Rafael Arroyo apunta: “todos somos conscientes de la situación económica del país” pero ni todas las enfermedades, ni todos los productos son iguales. “Si el fingolimod mejora la calidad de vida hay que apostar por él. Hay que ahorrar pero no en todo por igual”.
Los pacientes son los primeros que reclaman los nuevos tratamientos. “Son jóvenes y la mayoría bien informados, organizados en asociaciones que exigen sus derechos y sus tratamientos”.
Otra vía de investigación
La cita de San Diego también ha puesto sobre la mesa el inicio de un estudio en fase III sobre una molécula, el siponimod (BAF132 de Novartis) como opción de tratamiento para esclerosis múltiple secundaria progresiva (EMSP), para la que actualmente existen pocas opciones de tratamiento.
La EMSP se caracteriza por un empeoramiento gradual de la función neurológica y puede ir acompañado de brotes o no. La mayoría de las personas con esclerosis múltiple recurrente remitente (EMRR) evolucionan hacia EMSP en los diez años siguientes al diagnóstico inicial.
También el estudio INFORMS, en marcha desde hace varios años y que ya ha concluido la fase II, está probando el fingolimod para la esclerosis primaria progresiva (EMPP), ahora sin tratamiento. Este tipo de esclerosis afecta aproximadamente a un 10 por ciento de los enfermos y sigue un curso de empeoramiento constante de la función neurológica, sin recidivas o brotes ni remisiones.
La esclerosis múltiple hoy en día centra el interés de pacientes, neurólogos e investigadores. Los avances de los últimos años han puesto en el mercado tratamientos que dejan ver un futuro esperanzador para frenar esta enfermedad.
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