José Irala está dando su quinta vuelta a España sobre su silla de ruedas. Este onubense sufre una distrofia muscular desde los tres años. Sin embargo, eso no ha agriado su buen carácter y su sentido del humor. Derrocha vitalidad desde primera hora de la mañana. En el hotel donde se aloja en Vera todo el mundo lo saluda al verlo. "Llevo aquí dos días y me conoce ya toda la gente", reconoce satisfecho. Ha hecho del deporte su forma de vida. "He hecho la travesía de Cádiz a Canarias en velero adaptado en solitario", recuerda orgulloso.
José recorre el país para reivindicar la necesidad de eliminar barreras arquitectónicas. "España no es un país accesible, falta mucho por aprender y hacer", confiesa. Sobre Vera, su última parada en este viaje, tiene una buena opinión. "Están haciendo esfuerzos para ser cada vez más accesibles. Además, el Hotel Adaria, donde me han alojado, es un ejemplo de instalaciones cien por cien adaptadas".
José no pasa desapercibido, eso está claro. En su silla de ruedas porta una bandera de España adornada con la silueta del toro. Sobre su cabeza luce una gorra roja con el lema 'Vera, azul y arena'. "Es un regalo del alcalde, que vino a visitarme y ha sido muy amable conmigo", afirma. Colocadas en un equilibrio casi imposible alrededor de la silla porta varias maletas donde lleva todo lo que necesita: sartenes, ropa, libros o comida. En total, 25 kilos de lastre que tiene que arrastrar en sus largas etapas por las carreteras españolas.
José Irala ha estado en todos los rincones de la geografía nacional y en algunos lugares del extranjero: Francia, Italia, Portugal, Suiza o Alemania. Su sueño ahora es poder viajar a América. Vive al día, con las donaciones que recibe y la hospitalidad de los ayuntamientos y vecinos de los lugares que visita.
Suma tantos kilómetros de viaje como anécdotas que contar. "Me han multado por exceso de velocidad con la silla en el Puerto de Pajares, en Covadonga vinieron dos osos al sitio donde estaba acampado durmiendo, o en Barcelona me quemaron la bandera de España", relata José.
Ha sufrido robos -"soy un blanco fácil", dice-, ha vivido nevadas -"en la silla no llevo cadenas", bromea-, o conocido a personalidades como Mariano Rajoy, Bertín Osborne, Isabel Pantoja, Belén Esteban o Pablo Iglesias (del que no tiene un buen recuerdo porque no colaboró con él).
Cargado con su equipaje y haciendo sonar una bocina, baja la rampa de acceso al hotel, dispuesto a recorrer los más de 50 kilómetros que lo separan de su próximo destino: Águilas. No hace planes a largo plazo ni tiene prisa por llegar a los sitios. Vive al día y así es feliz. ¡Buena suerte y buen viaje!
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