domingo, 28 de febrero de 2016

CARTA A MI HIJO CON CAPACIDADES DIFERENTES.


Quiero escribirte esta carta pues quiero que sepas cuánto has significado en mi vida y lo agradecido que estoy de Dios por haberme permitido ser tu padre.

Cuando tu mamá me dijo que estaba embarazada de ti, ni te imaginas la alegría que me dio. Te esperamos con ilusión. Eras un niño hermoso. En mi orgullo de padre siempre decía que te parecías más a mí
 que a tu mamá.

Sin embargo, los días pasaron y notamos que tu desarrollo parecía más lento que el de tus hermanos. Algo no andaba bien, según nosotros. Por eso te llevamos donde distintos doctores y después de varios estudios nos dieron el diagnóstico: eras un niño con capacidades diferentes.

No te niego que me sentí frustrado. Sentí que el mundo me caía encima. No me avergonzaba de ti pero pensé muchas cosas: ¿Cómo sería tu futuro? ¿Qué pasaría si te faltábamos? Pensé que podrías ser una persona indefensa en medio de una sociedad que tiene altas dosis de incomprensión y crueldad. Por eso nos dimos a la tarea de llevarte a todas las terapias posibles y brindártelas también en casa, nos instruimos sobre tu situación y nos hicimos verdaderos expertos en la materia.

Pensé que eso de “capacidades diferentes” era una palabra más consoladora que real. Tal vez un cliché de moda, un eufemismo para no aceptar la realidad. Pero me equivoqué. Es cierto que tienes capacidades diferentes, capacidades que no tienen tus demás hermanos a los que el mundo considera “sanos”. En especial, tienes la capacidad de leer nuestros corazones, nuestros sentimientos… Contigo no se puede mentir: sabes si estoy triste, molesto, preocupado, inquieto o angustiado. Basta tu mirada para darme cuenta que no te puedo engañar y puedes con un beso, un abrazo, un “te quiero papá”, disipar cualquier preocupación o molestia. ¡Díganme si eso no es una capacidad diferente! ¡Cuántos quisiéramos darnos cuenta de los sentimientos más profundos de los que nos rodean y no los vemos! Y eso por mencionar sólo una de tus muchas capacidades.

No me canso de dar gracias a Dios por habernos escogido para ser tus padres. Has sido una bendición para nuestra familia. Gracias a ti soy mejor persona, mejor padre y esposo. He aprendido a ser compasivo y solidario. Hoy mi vida no sería la misma si no estuvieras tú y no quisiera tener otra vida distinta a la que vivo contigo.

Te quiere,

Papá

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