Las cifras de personas con cobertura son inferiores a las de diciembre de 2012
Cae el número de solicitudes, dictámenes, y de grandes y severos dependientes asistidos
JAIME PRATS Valencia 24 MAR 2014 - 15:10 CET
La dependencia sigue perdiendo pulso. Los beneficiarios de la ley son menos que en diciembre de 2012 y han retrocedido en 12 comunidades autónomas durante el mes pasado, según los últimos datos oficiales del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, de febrero de este año.
Prácticamente no hay un registro que invite al optimismo. Caen los beneficiarios (6.748 menos que el mes anterior; 3.710 menos que en diciembre de 2012). Ello implica 241 personas menos al día acogidas a las prestaciones y los servicios que ofrece la norma a lo largo del último mes. Pero también caen el número de dictámenes (-6.838), el de solicitudes (-9.903), el de grandes dependientes atendidos (-4.326) o el de dependientes severos cubiertos (-2.872). A juicio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, estos datos indican que se están forzando las valoraciones y revaloraciones para que los usuarios arrojen un menor grado de dependencia y, así, reducir el coste del sistema (se paga en función de la gravedad del usuario).
El retroceso afecta a Cataluña, Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha, Galicia, Cantabria, Madrid, Navarra, La Rioja, Asturias y Extremadura. Solo se salvan Castilla y León, Canarias, Baleares y la Comunidad Valenciana.
Ni siquiera se puede entender como un hecho positivo el descenso de la lista de espera de personas a las que se les ha reconocido el derecho de recibir las ayudas pero que siguen aguardando para poder disfrutarlas, a juicio de los especialistas en trabajo social. Es verdad que esta bolsa de potenciales beneficiarios lleva un ritmo descendiente y está en 187.240, frente a las 190.503 de diciembre del año pasado. Pero es paradójico que mientras baja la lista de espera, no hay un aumento de beneficiarios en un ritmo similar, como sería de esperar.
Por ello, como destaca la asociación de directoras y gerentes, la caída de la lista de espera no responde ningún logro del ministerio, sino, como denuncia la entidad, a una doble estrategia. Por un lado, impedir que nuevos dependientes accedan al sistema (con el retraso en la incorporación al sistema de las personas con dependencias más leves). Por otro, dejando que fallezcan “miles de personas con gran o severa dependencia” que tenían acceso a las ayudas “o revisándoles el grado para bajarlo” a dependencia moderada, por lo que quedarían fuera del sistema (se postergó su cuidado hasta julio de 2015).
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