lunes, 24 de marzo de 2014

La sexualidad de las personas con diversidad funcional

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Sex Asistent’ y ANSSYD realizan el primer curso en España sobre asistencia sexual en respuesta a la demanda de información por parte de personas con discapacidad, familiares y profesionales
Escrito por Rocío R. Gavira | Twitter: @RocioRGavira
“Somos sexuales desde que nacemos hasta que morimos, porque el sexo tiene que vercon las sensaciones y no dejarnos de sentir nunca”, dicen en ‘La vida empieza hoy’. Aunque la película española trata sobre el apetito sexual en las personas de la tercera edad, la frase es idónea para hablar sobre que las personas con diversidad funcional (*) también sienten deseos sexuales. 
La demanda de información, tanto por parte de personas con diversidad funcional así como de sus familiares y profesionales, provocaron que ‘Sex Asistent‘, junto a la ‘Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad‘ (ANSSYD), realizaran el I Curso nacional de acompañamiento y Asistencia Sexual a personas con diversidad funcional el pasado fin de semana. El taller, que contó con la intervención de la Sra. Rius, acercó la realidad de la sexualidad en este ámbito a aquellas personas que quieran hacer de asistentes sexuales, dando las pautas básicas para que “su trato hacia ellas no sea meramente asistencialista ni caritativo y preserve así su dignidad”, señala Rafael Reoyo coordinador de ‘Sex Asistent’ en Cataluña.
La sociedad cae en el error de dar por hecho que, al padecer una discapacidad física, intelectual, psíquica o sensorial, esas personas no tienen -o no deben- sentir la necesidad de hacer el amor o una masturbación. Son seres humanos y no son asexuales. Pero dada su anomalía requieren de ayuda para ello y es aquí cuando entra la figura del asistente sexual de la que ya hablamos con Rafael Reoyo en Punto G (pincha aquí para leer la entrevista). Según Esther Sánchez, coordinadora de ANSSYD, “a pesar de que la asistencia sexual ha causado polémica entre los sectores más conservadores, está protegida por un concepto clave: los derechos sexuales, los cuales son Derechos Humanos”. Evidentemente este servicio es una opción personal, “un derecho a elegir disfrutado desde la libertad individual y el consentimiento mutuo”, aclara.
La Sra. Rius, una casa de contactos en Barcelona, reafirmó en el curso dos cosas: “La importancia de la sexualidad en todas las personas y que desde la asistencia si la afectividad es sincera, la honestidad transparente, la higiene demostrable y la discreción una norma, no importa lo que seas”. La casa de la Sra. Rius recibe una media de dos visitas diarias de personas con diversidad funcional físicas, psíquicas, mujeres, hombres y de cualquier edad, pero sobre todo conocen a hombres con discapacidades cognitivas. Además, manifiesta que apenas le dan publicidad ya que no obtienen beneficio económico, pero “si mucho beneficio emocional”.

Desde 2011, cuando comenzaron su dedicación en el sexo para todos (pincha aquí), las experiencias con personas discapacitadas crecen en la casa de la Sra. Rius, probablemente porque sea su única vía de escape fuera del entorno familiar. “Acuden a mi porque los entiendo y sé que necesitan -continúa Rius-, además del sexo, confianza, respeto, igualdad, seguridad y eso en mi casa es tan importante como la parte física”. Cuidan con mimo la parte emocional y sentimental, “siempre en los límites permitidos por la razón primera, el sexo”.
La primera vez que una persona con discapacidad llamó a la puerta de la Sra. Rius no supuso ni un drama ni rechazo ni lástima: “Unos instantes de amor, que aunque de pago son de amor, con una persona con diversidad funcional, es una experiencia irrepetible por su carga emocional, por su inocencia, por su necesidad”.
Problemas moral-religiosos 
En otros países europeos, como Alemania, Suiza, Holanda o Dinamarca, existe la asistencia sexual desde hace más de 20 años. Es una realidad muy asumida y considerada como un servicio más a beneficio de la salud integral dentro de sus políticas socio-sanitarias, cubriendo los costes o financiando asociaciones para ello. “En España estamos lejos de éste objetivo pero al mismo tiempo cada vez más cerca debido a las reivindicaciones que desde diferentes plataformas, así como del foro de vida independiente se están realizando. No podemos olvidar que en este momento hay diversos proyectos de ley encima de la mesa que no favorecen precisamente a ésta figura”, apunta Esther Sánchez.
Entonces, ¿dónde estaría la clave para cambiar esta situación en España? Desde ‘Sex Asistent‘ y ANSSYD consideran que hay varios elementos por mejorar, como la implantación de una buena educación sexual a todos los niveles. También es importante la selección y capacitación de los asistentes sexuales para evitar que perciban a las personas con diversidad funcional cómo víctimas de las que haya que sentir lástima o compasión, o incluso repulsión y rechazo, lo cual podría dañar su autoestima. Además, “el asistente sexual debe de conocer y comprometerse de forma expresa a un código ético profesional”.
(*) Diversidad funcional es el término que el Foro de Vida Independiente defiende frente a discapacidad.

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