El vilaxoanés (Vilagarcía de Arousa - Pontevedra) Luis Villaronga perdió su pierna izquierda pero no desiste a la hora de hacer vida autónomamente. Por eso cuando sale de su casa conduce su coche e incluso su quad, ambos adaptados para poder utilizarlos sin la extremidad que le fue amputada. Sin embargo, Villaronga asegura que conducir por Vilagarcía es un calvario para las personas que sufren algún tipo de discapacidad.
"Desde hace algún tiempo están poniendo todas las plazas de aparcamiento en batería. Cuando aparco en una, tengo tan poco espacio para salir que ya ni lo intento y busco otro sitio para dejar el coche", se lamenta. En otras ocasiones, "le pido a mi mujer que salga ella a hacer los recados mientras yo le espero en el coche, porque te llegas a cansar de dar vueltas por toda la ciudad".
Villaronga asegura que Vilagarcía dispone de muy pocas plazas habilitadas para minusválidos. Consultado por FARO, el Concello no explicó cuántas existen en la actualidad ni cuántas tarjetas para discapacitados expedidas se encuentran en vigor.
Y es que este vilaxoanés también critica que "haya personas sin discapacidad que utilizan estas plazas para aparcar constantemente. El otro día fui al supermercado y quise dejar el coche donde me correspondía, pero el sitio estaba ocupado. Cuando iba a salir me encuentro a una señora caminando perfectamente con sus bolsas de la compra en las manos", relata. "Cuando llegó a mi altura le pregunté que discapacidad tenía y me contestó que ninguna, que usaba la tarjeta de su hijo minusválido. Y esto es algo muy frecuente", subrayara Villaronga.
No obstante, los mayores inconvenientes se los encuentra cerca de los edificios públicos. "En el ambulatorio de San Roque las dos plazas habilitadas están permanentemente ocupadas por las mismas personas, que no son discapacitadas, por cierto", critica. "Al final tengo que ir a aparcar enfrente del cuartel de la Guardia Civil, que para colmo es zona en batería".
Luis Villaronga se llevó su mayor "sorpresa" en una reciente visita a la casa consistorial. "La única plaza que hay fuera del Concello estaba ocupada, así que dejé el coche próximo al despacho de la Policía mientras entré a realizar una gestión. Cuando volví vi que me habían puesto una multa de 50 euros", comenta. "Entré para preguntarles por ella y para decirles cuál es mi situación y me dijeron que no podían hacer nada al respecto. Tuve que pagarla".
Las aceras, problema extra
Pero además de desplazarse por medio de vehículos a motor, Villaronga también es peatón y critica los últimos cambios realizados en una calle próxima a su casa. Se trata de la avenida de Valle-Inclán, a la altura de la parroquia de Sobradelo. "El Concello pintó la semana pasada cuatro pasos de peatones, cosa que me parece estupenda, pero ninguno de ellos está adaptado para personas con discapacidad. Todas las aceras tienen bordillos altos. El Concello debería ver esas cosas cuando pinta nuevos pasos".
El vecino de Vilagarcía asegura que esta ciudad es complicada para recorrerla a pie, a pesar de ser llana y contar con muchas calles peatonalizadas. "Hay muchas zonas que no están adaptadas para nosotros".
Luis Villaronga lamenta que la capital arousana, con sus casi 38.000 habitantes, "no cuente con una asociación de personas con discapacidad a la que podamos acudir para presentar quejas como éstas o pedir asesoramiento cuando lo necesitemos. Si la hay, yo al menos no tengo noticia de ella".
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