La muerte de una familia sevillana por los gases que emanaban estos elementos está detrás de la orden, que afecta a sedes municipales y colegios públicos
20.03.14 - 10:44 -
Ha sido una de las fórmulas más utilizadas en los últimos años para financiar campañas benéficas. La compra de una silla de ruedas para un niño discapacitado, un costoso tratamiento médico para una familia sin recursos... Se hacen en asociaciones, institutos, universidades y establecimientos de todo tipo. Sin embargo, el Ayuntamiento ha tomado la decisión de poner fin a la recogida de tapones de plástico en los centros cívicos y colegios públicos de Infantil y Primaria ante el riesgo que puede suponer el almacenamiento de estos productos. La instrucción se conocía ayer durante la Comisión de Bienestar Social y Participación Ciudadana. El fallecimiento de tres miembros de una familia el pasado mes de diciembre en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira ha motivado la orden. El Instituto Nacional de Toxicología confirmaba que la muerte de los padres y la niña de 14 años se había producido al inhalar fosfina, un derivado del plaguicida fosfuro de aluminio. En el cuarto de baño de ese hogar se almacenaban gran cantidad de tapones de envases de ese producto para llevarlos a un gestor autorizado y lograr ingresos. Esa sustancia, en contacto con el agua o la humedad, se transforma en un gas muy tóxico.
La concejala Domi Fernández explicó que el pasado 28 de febrero los responsables de los centros cívicos trataron este asunto en una reunión y abogaron por poner coto a una práctica, que, aunque pueda estar llena de buenas intenciones, puede suponer un peligro real. «Ahora solo había un depósito en el centro de Zona Sur, pero no parece lo más conveniente que estos elementos de plástico, de los que no se conoce el origen, estén en unas instalaciones por donde pasan miles de personas cada día, entre ellas muchos niños. ¿Y si se produce un incendio?, ¿y si un pequeño coge un tapón y se lo mete en la boca?», se preguntó la concejala encargada del área.
Durante la reunión, la edil socialista Victoria Martín Soto propuso discriminar los tapones de recipientes de productos tóxicos para evitar la prohibición. «Son más los beneficios que generan estas iniciativas, que los problemas», sostuvo. Para Domi Fernández esa selección es imposible de llevar a cabo por el personal de los centros cívicos o por los profesores de los colegios.
Ayer mismo el Ayuntamiento remitía un correo a los directores de los centros públicos para conocer si estaban llevando a cabo campañas de este tipo, saber quién y con qué fin las impulsaba, ya que hay que cerciorarse de que no son para beneficio de particulares, dónde los guardan e instarles a que pongan fin a esta práctica por el peligro que puede conllevar para alumnos y docentes. La Concejalía de Participación Ciudadana se pondrá en contacto con los responsables de Educación de la Junta para que conozcan su decisión.
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