Un Ford Fiesta modelo del año 92 puede cambiarle la vida. No se trata de un coche como otro cualquiera sino que por sus características puede suponer un importante revulsivo para una persona o una familia. «Lo que tiene de particular es la transformación que se le hizo para que pueda andar con él una persona con una minusvalía», explica Andrés Serantes.
Este vecino de Fene es propietario del taller Serga Motor, ubicado en el polígono Vilar do Colo en el que trabaja con su hija y socia Nerea Serantes Candoy. Han decidido en vez de venderlo buscar a una persona que lo necesite para regalárselo.
La familia conoce muy de cerca el vuelco que implica para una persona el ver reducida la movilidad repentinamente. «Sé lo que es tener necesidad de un vehículo que te devuelva la movilidad y la autonomía porque mi padre tuvo un accidente en el año 2000 por el que le falta la pierna izquierda», explica. Este cambio obligó al padre a tener que efectuar la adaptación del vehículo.
Y una historia similar ocurrió con el Ford Fiesta para el que ahora busca un nuevo dueño. «Llegó hasta mis manos porque este coche tuvo en su día un problema en la caja de cambios que hubo que reparar. Se lo solucioné al dueño y desde aquella la familia se quedó como clientes del taller. Pasado el tiempo al dueño le fueron mejor las cosas y compró otro coche aprovechando una subvención, que se lo vendí yo también y se le hizo la transformación», recuerda. Y al venderle el nuevo vehículo le recogió el viejo Ford Fiesta por el que le dio «un valor». «Y ahora, sinceramente, prefiero dárselo a una persona que de verdad lo necesite y no venderlo», reconoce.
Se trata de un vehículo con un gran valor sentimental por la utilidad que puede dar a alguna persona. «Lo que vale realmente es la transformación porque ya es un coche viejo, pero para mí lo importante de este vehículo es saber que le puedo dar movilidad a una persona que igual no la tiene. La va a permitir poder desplazarse sin tener que depender de ninguna otra persona. Yo se la libertad que te da porque lo vivimos en la familia. Mi padre cuando no tiene el coche, ahora está en el taller, está limitado y no puede salir de casa», recalca.
La transformación cuesta 3.500 euros y Andrés los lleva al establecimiento homologado para ello de Neda Taller Manuel Pena. Estas modificaciones consisten en «cambiar los mandos de acelerador y freno, adaptarlos al volante para que se puedan accionar con las manos», señala. Una cifra a la que habría que sumar el precio del propio coche. «No todo el mundo se lo puede permitir porque el coche tiene que cumplir unas características. Por lo de pronto tiene que ser automático y el valor de él es siempre un poco mayor. Y después, la verdad, las transformación es cara, además de los gastos a mayores que supone tener un problema de movilidad o discapacidad», reconoce.
Para poder optar a este coche hay que ponerse en contacto con Andrés en su taller ubicado en la calle Catavento del polígono industrial. Busca, obviamente, a una persona que necesite un auto adaptado «por no tener movilidad en las piernas». «Alguien que tenga necesidad», recalca. Y no tiene previsto hacer un sorteo, sino entregárselo a la primera persona que se ponga en contacto porque «verdaderamente lo necesite».
Esta familia colabora con entidades como Cruz Roja o Aldeas Infantiles y con esta iniciativa quieren poder sumar otro granito de arena.
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