Cuando mi hijo nació hace 23 años y medio, pensé que el sol, la luna y las estrellas salían y se ponían gracias a él. Mi mundo era completo; fue perfecto. Cuando tenía 18 meses de edad, mi mundo cambió ... su mundo cambió .
Todo cambió con una convulsión, seguido por cientos de convulsiones. Muchas, muchas hospitalizaciones y pruebas más tarde, todavía no había respuestas de por qué. Yo sólo quería saber, ¿Por qué mi bebé?
Yo no sabía que los ataques no fueron el único "por qué" que estaría diciéndome. A los 3 años llegó el diagnóstico de Autismo. Los médicos me decían todas las cosas que mi hijo nunca iba a hacer. Me partió el corazón, no por mí - bueno, tal vez un poco - pero sobre todo por él. Me decidí a investigar y a investigar hasta que di con un doctor que creyó en mi hijo. Él hizo toda la diferencia. En vez de decirme las cosas que mi hijo nunca lograría, me dio la esperanza y la pasión de ver las cosas que mi hijo si conseguiría.
Ha habido otros obstáculos a lo largo de nuestro viaje - diabetes tipo 1 a los 12 años, es uno de ellos. Pero al igual que el soldado que es, se enfrenta de frente. Si pudiera volver atrás veinte años, y darme consejos a mi misma estos sería:
No deje que la negatividad prevalezca ante la positividad!
No se trata de ser Superwoman. Pida ayuda. Involucra a otros en tu viaje. No creo que el hecho de que no anden en tus zapatos no te vayan a entender. No vuelvas a sentir lástima por ti mismo o su hijo.
Mi hijo tiene ahora 23 años y ha logrado mucho, y, todavía tiene mucho más para lograr en su vida. Y voy a estar ahí al lado de él en cada paso del camino. Mi hijo es todavía tan perfecto para mí como el día en que nació! Yo tenía razón. Yo sé que el sol, la luna y las estrellas salen y se ponen gracias a él.
Traducido por ASPAU
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