martes, 22 de septiembre de 2015

No os olvidéis de los cuidadores y ex cuidadores de enfermos de Alzheimer y otras demencias

Me llamo Pablo A. Barredo. En abril de 2008, cuando murió mi padrede un cáncer que nos había ocultado, tuve que dejar toda mi vida en pausa (como un caso más de los millones que ocurren alrededor del planeta) para cuidar de mi madre a la que le fue diagnosticada una demencia tipo Alzheimer. Fui su cuidador principal 24 horas al día, 7 días a la semana ininterrumpidamente hasta que murió en mayo de 2013.
En España hay entorno a 1,2 millones de afectados por algún tipo de demencia, siendo el Alzheimer la más común de ellas (70-75%). Lo que resulta en que 6 millones de personas (entre afectados, familias y cuidadores) están siendo víctimas directas de dicha enfermedad.
Los cuidadores y ex cuidadores han sido, durante muchos años, los grandes olvidados. Han vivido la enfermedad desde las sombras con enormes cargas y estigmas. Yo afirmo que a la larga el cuidador y el ex  cuidador son las víctimas principales del Alzheimer. La sociedad les aparta y rechaza, muchos familiares se desentienden y les dejan solos, y el gobierno no sólo les ha recortado las ayudas sino que no les da el reconocimiento que se merecen.
¿Qué recursos y salidas puede tener un ex cuidador que, por ejemplo, ha estado cuidando durante 10, 15, 20 años y vuelve a recuperar su “libertad” con 50, 55, 60 años y nadie le ofrece herramientas para que pueda volver a formar parte de la sociedad y reconstruir su vida?¿Cuánto dinero le estamos ahorrando al Estado aquellos que cuidamos en casa de principio a fin?
¿Qué supondría conseguir lo que pedimos? Que se creara un debate social. Que por primera vez se considerara de verdad el que el nuevo gobierno (sea cual sea) pudiera comprometerse a desarrollar e implementar un Plan Nacional de Alzheimer y otras demencias en el que estuvieran contemplados tanto afectados, como cuidadores y ex cuidadores.
El tiempo corre en nuestra contra y no se está haciendo nada para tratar de frente una problemática social de la que nadie va a poder escapar en un futuro. Si no comenzamos a trabajar juntos de verdad contra un enemigo que no entiende de ideologías políticas, podemos encontrarnos con un colapso absoluto de la economía de aquí al año 2025.

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