Actualizada 16/09/2015 a las 12:38
De vacaciones en Cullera, fueron separados para no desagradar a un cliente. El hotel acude al juzgado.
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Todo empezó como un viaje a la playa en el que lo único que podía torcerse era la previsión meteorológica. Doce usuarios de laFundación Aspace en Zaragoza -dedicada al cuidado de las personas con parálisis cerebral- viajaron a Cullera la semana pasada (del 7 al 13 de septiembre) para disfrutar de uno de los turnos de verano del Imserso gestionados por la Confederación Aspace.
Sin embargo, las vacaciones, llenas de momentos positivos, se vieron empañadas por la sensación agridulce que les quedó tras su paso por el hotel.
El grupo, formado por estos doce usuarios y varias monitoras, disfrutó con normalidad de los servicios del establecimiento, el Cullera Holiday, durante los tres primeros días. Sin embargo, y según explicaron los organizadores, después, la Dirección del hotel decidió separarles del resto de clientes durante los turnos de comida, y los llevó a otra estancia diferente del restaurante principal.
La sala a la que se les derivó es utilizada a menudo para celebrar grandes eventos, y también es habitual servir comidas en ella, pero los usuarios de Aspace dejaron de compartir restaurante con el resto de los clientes.
Según la responsable del grupo, Rita Barril, desde la Dirección del hotel se les comunicó que una persona había manifestado que no se sentía cómoda durante las comidas, ya que "no era agradable verles comer", y esta queja les habría llevado a buscar una zona alternativa para Aspace. Rita Barril solicitó hablar con el director y, según explicó, este les indicó que esta persona era "un empresario".
"Tras expresar todos los miembros del grupo nuestra disconformidad por el trato injusto y discriminatorio, el director argumentó que la decisión obedecía también a la falta de espacio", añadió Barril.
El cambio hizo que los miembros del grupo se sintieran ofendidos, sobre todo porque percibieron que se les dio un "trato no igualitario". Desde Aspace aseguran ser conscientes de que representan a un sector de la sociedad con limitaciones, pero insisten en que deben gozar de los mismos derechos que cualquier otro cliente.
"Uno de los objetivos de estos turnos de vacaciones es compartir experiencias con el resto de la sociedad y relacionarse. El hotel conocía las peculiaridades del grupo y sus necesidades, y pensamos que no se gestionó bien la situación", aclaró Barril. No obstante, también añade que tanto el resto de los clientes como los trabajadores del establecimiento fueron muy amables y cordiales durante su estancia.
Cruce de reclamaciones
Para hacer la reclamación, que se presentó por escrito, las monitoras hablaron con los doce miembros del grupo, y Aspace está valorando también presentar una queja formal como Fundación contra el hotel. Por su parte, la Dirección de este establecimiento turístico rechazó ayer que haya existido cualquier tipo de discriminación hacia ningún grupo y declinó entrar en detalles. Sí que concretaron que han emprendido acciones legales contra una responsable de la actividad y contra la agencia de viajes.
La presidenta de la Fundación Aspace, Consuelo Ciria, lamentó ayer que se haya producido esta situación. "Los chicos se lo pasaron muy bien porque el resto de la gente y de los trabajadores se portaron fenomenal, pero es frustrante que después de tantos años luchando por la integración de este colectivo sigamos viviendo situaciones así", explicó.
Cada actividad de Aspace se programa al detalle, y en este viaje, por ejemplo, los usuarios de la Fundación disfrutaron de la playa e incluso visitaron una fábrica de horchata en Alboraya.
Sin embargo, las vacaciones, llenas de momentos positivos, se vieron empañadas por la sensación agridulce que les quedó tras su paso por el hotel.
El grupo, formado por estos doce usuarios y varias monitoras, disfrutó con normalidad de los servicios del establecimiento, el Cullera Holiday, durante los tres primeros días. Sin embargo, y según explicaron los organizadores, después, la Dirección del hotel decidió separarles del resto de clientes durante los turnos de comida, y los llevó a otra estancia diferente del restaurante principal.
La sala a la que se les derivó es utilizada a menudo para celebrar grandes eventos, y también es habitual servir comidas en ella, pero los usuarios de Aspace dejaron de compartir restaurante con el resto de los clientes.
Según la responsable del grupo, Rita Barril, desde la Dirección del hotel se les comunicó que una persona había manifestado que no se sentía cómoda durante las comidas, ya que "no era agradable verles comer", y esta queja les habría llevado a buscar una zona alternativa para Aspace. Rita Barril solicitó hablar con el director y, según explicó, este les indicó que esta persona era "un empresario".
"Tras expresar todos los miembros del grupo nuestra disconformidad por el trato injusto y discriminatorio, el director argumentó que la decisión obedecía también a la falta de espacio", añadió Barril.
El cambio hizo que los miembros del grupo se sintieran ofendidos, sobre todo porque percibieron que se les dio un "trato no igualitario". Desde Aspace aseguran ser conscientes de que representan a un sector de la sociedad con limitaciones, pero insisten en que deben gozar de los mismos derechos que cualquier otro cliente.
"Uno de los objetivos de estos turnos de vacaciones es compartir experiencias con el resto de la sociedad y relacionarse. El hotel conocía las peculiaridades del grupo y sus necesidades, y pensamos que no se gestionó bien la situación", aclaró Barril. No obstante, también añade que tanto el resto de los clientes como los trabajadores del establecimiento fueron muy amables y cordiales durante su estancia.
Cruce de reclamaciones
La presidenta de la Fundación Aspace, Consuelo Ciria, lamentó ayer que se haya producido esta situación. "Los chicos se lo pasaron muy bien porque el resto de la gente y de los trabajadores se portaron fenomenal, pero es frustrante que después de tantos años luchando por la integración de este colectivo sigamos viviendo situaciones así", explicó.
Cada actividad de Aspace se programa al detalle, y en este viaje, por ejemplo, los usuarios de la Fundación disfrutaron de la playa e incluso visitaron una fábrica de horchata en Alboraya.
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