lunes, 14 de septiembre de 2015

Cómo tienen sexo las personas con discapacidad

septiembre 11, 2015

Para las personas con discapacidad, la accesibilidad al sexo y a la educación sexual sigue siendo un punto ciego. Activistas y educadores están trabajando para cambiar eso.
"Esencialmente hace el empuje por ti", explica un narrador mientras un hombre se pasa de una silla de ruedas a una estructura de lona que parece una silla de camping plegable. Cuando se monta, queda implícito que va a tener sexo.
No es sólo una silla, claro. Es el Intimate Rider, un mueble diseñado para quienes tienen lesiones de médula espinal y otras formas de discapacidad que limitan la movilidad. El video de instrucciones es parte de una amplia serie de recursos en línea proporcionados por 'SCI Ontario' (Lesiones de Médula Espinal Ontario) para que personas con lesiones de médula espinal aprendan sobre sexo y sexualidad en sus propios términos. "Juguetes sexuales adaptados", una presentación de 42 diapositivas, contiene videos informativos que presentan una serie de ayudas sexuales. Entre la lista de accesorios sexuales más familiares se encuentran azotadores a prueba de agua, sábanas a prueba de manchas para la incontinencia y vibradores de alta potencia para áreas de sensación reducida.
Cuando uno nace con una discapacidad, o la adquiere, se tiene que adaptar a muchas cosas, tiene que reaprender actividades cotidianas o aprenderlas de una manera diferente. Moverse a través del mundo se convierte en un proceso individualizado que implica la constante renegociación de estrategias. A pesar de los avances hechos en las décadas recientes para permitirle a la gente acceso igualitario a espacios públicos, la accesibilidad al sexo y a la educación sexual sigue siendo un punto ciego.
Me mortificaba hablar de sexo. Lo que más me preocupaba era pensar en si alguien querría tener sexo conmigo.
Hacer preguntas sobre sexo puede ser incómodo para cualquiera. Pero para la gente con discapacidades es especialmente difícil. Cuando en la adolescencia comienzan las charlas sobre sexo y sexualidad, la mayoría de los padres y profesores no tiene ni idea de cómo responder las preguntas de siempre cuando se trata de cuerpos atípicos: "¿Cómo cambiará mi cuerpo durante la pubertad?" o "¿Tendré una novia?". Los doctores y enfermeras de personas que adquirieron una discapacidad más tarde en su vida usualmente no pueden o no se sienten cómodos respondiendo preguntas sobre intimidad emocional y función sexual como "¿Puedo pedirle al personal de apoyo ayuda con los condones?" o "¿Cómo puedo lograr un orgasmo?". Debido a la falta de recursos e información, mucha gente con discapacidades tiene que averiguar sobre sexo e intimidad por su cuenta; en algunos casos, las personas simplemente deciden que la sexualidad no puede ser parte de su vida.


Christine Sellinger tenía 19 años cuando un accidente de rapel la dejó paralizada de la cintura para abajo. En las cuatro horas que le tomó al equipo de rescate moverla desde la montaña al hospital, recuerda despedirse de actividades que presumía no sería capaz de hacer más. "Recuerdo pensar que nunca podría tener citas de nuevo, porque nadie sale con personas con discapacidades", dijo.
Sellinger tiene una lesión de médula espinal "incompleta", lo cual significa que tiene algo de sensación y movimiento bajo el abdomen, pero no mucha. Le hicieron una cirugía de espalda unos días después del accidente y luego estuvo tres meses y medio en una rehabilitación intensa. En ella debía reaprender todos los aspectos de su vida, pero Sellinger dice que el sexo y las citas eran temas que raramente aparecían. "Estás sentada ahí, justo después de tu lesión hablando sobre el asunto de tu vejiga e intestino, cómo cuidarte la piel, subirte a una silla de ruedas, vestirte a ti mismo", cuenta. "¿Por qué el sexo no está en esa lista? Es una actividad de la vida diaria. Todos los hacemos. ¿Por qué nos asusta hablar sobre eso?"

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