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Desde hace ya algún tiempo, me vengo dando cuenta de que, a ciertas mentes “sencillas”, les cuesta entender e incluso les molesta que las personas en desigualdad de condiciones se nos tenga alguna consideración.
Véase las plazas de parking para personas que nos empeñamos en aumentar nuestra reducida movilidad o, por ejemplo, las zonas que se habilitan para poder ver conciertos sin que nadie se te ponga delante, interfiriendo en tu contacto visual con el escenario.
Más de una vez, me han dicho “jo! Que suerte tenéis”. Lo que no sé es si tomármelo a risa o aconsejarle que se corte una pierna para gozar de mis mismos “privilegios”. En sus manos está.
Más de una vez, me han dicho “jo! Que suerte tenéis”. Lo que no sé es si tomármelo a risa o aconsejarle que se corte una pierna para gozar de mis mismos “privilegios”. En sus manos está.
Antes de ayer estuve, con el grupo de la Cruz Roja de Getxo, viendo el concierto de Malú en las fiestas de Bilbao.
Se había preparado un recinto para que los usuarios de sillas de ruedas tengamos oportunidad de disfrutar del espectáculo.
Se había preparado un recinto para que los usuarios de sillas de ruedas tengamos oportunidad de disfrutar del espectáculo.
Pues bien, al otro lado de las vallas se podía percibir la ignorancia de ciertos zombies con ganas de saltarlas, al no entender porque ellos no podían estar allí. Alguna criatura descerebrada intento colar a sus cachorros y al impedírselo lanzó un ataque que prefiero no reproducir.
Fue un poco “The Wallking Dead”, o “Abierto Hasta El Amanecer” que es más de las mías. Si lo sé, llevo armas benditas, porque se mascaba la invasión en cualquier momento.
Fue un poco “The Wallking Dead”, o “Abierto Hasta El Amanecer” que es más de las mías. Si lo sé, llevo armas benditas, porque se mascaba la invasión en cualquier momento.
Todo para penetrar en un perímetro del que no dejaban salir, una vez de haber entrado -a menos de que renunciásemos a volver-, porque el acceso pasaba por el “Backstage”, y la artista no quería paso de gente que se molesta en ir a verla actuar.
Muy mal por Malú. Sí, cantó muy bien pero el sonido no estuvo a la altura de la diva que pretende ser. En cuanto terminó el recital, nos desalojaron para que no coincidamos con ella, después de llevar horas esperándola y matar el tiempo gracias al rico avituallamiento de la Cruz Roja. Si no, nos hubiéramos quedado secos.
Ella se lo pierde.
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