lunes, 11 de marzo de 2013

Carta de un discapacitado psiquico



Soy discapacitado psíquico. Haciendo historia,
he sido también idiota, subnormal y retrasado mental, ente otras cosas. No sé
leer ni escribir. Me comunico mediante gestos faciales y algunos movimientos
corporales (soy tetrapléjico). La mayoría de las personas que se encuentran a mi
alrededor creen que soy tonto o algo parecido, sin embargo me doy cuenta de
todas las conversaciones y razono de una manera, me parece a mí, bastante
lógica, aunque al no existir medios para medir mi inteligencia todo el mundo me
trata de manera distinta al resto de los mortales, como si se tratará de un
bebé. Todos los días tienen que asearme, no controlo esfínteres y tienen que
alimentarme. No tengo control motórico sobre mi cuerpo y sus posturas. Me gustan
muchas cosas, aunque al no poder comunicarme de la manera que establece el
protocolo de los seres humanos, es difícil hacerlas ver y cambiar las
perspectivas sobre mi persona y mis gustos. Adoro los días soleados y asomarme a
la ventana de mi sala a contemplar los movimientos de los pájaros, su ir y venir
acompañado de cánticos sincronizados. Me gusta la música clásica, me produce
tranquilidad y permanezco relajado cuando suena, algo que me sienta
especialmente bien ya que siempre estoy rígido y tirante. Lo que más me gusta es
irme a casa los fines de semana o durante las vacaciones, mis padres me
entienden mejor y allí tengo menos rigidez y los horarios son más flexibles, no
madrugo tanto y me acuesto más tarde. Es agradable ver la tele junto a mis
padres y escucharles como hablan, es una sensación indescriptible. Con ellos me
comunico mejor sin nadie que interfiera.

Los días en mi centro
especializado son rutinarios, a las ocho de la mañana me despiertan y me asean
de manera cuidadosa. Más tarde me dan el desayuno con mucha medicación. Tras un
descanso comparto en una sala de terapia: juegos, destrezas y habilidades junto
a mis compañeros y a la educadora. Luego me trasladan a fisioterapia para
recibir tratamiento especializado a mis problemas físicos- Hay veces que me
desnudan y me introducen en una bañera con agua calentita que llaman
hidroterapia, creo que es el mejor momento del día, me encanta. A continuación
comida, nuevamente sala de terapia, merienda, juegos, aseo personal, cena y a
descansar. Al final del día me encuentro agotado. No suelo dormir bien, me
cuesta conciliar el sueño y mientras tanto pienso en mi vida, en el futuro
inmediato tan rutinario y cruel. Tan sólo deseo pensar en el día a día sin
profundizar mucho más…

Hoy ha sido un día distinto y raro. Llevamos poco
tiempo en el nuevo centro y los últimos días han limpiado todas las dependencias
a fondo, los trabajadores iban y venían con prisa y parecían atosigados, no
entendía que pasaba pero ya se han despejado mis dudas. He oído que es la
inauguración y vendrá el Presidente. No sé quién es el Presidente pero debe ser
alguien muy importante. A mí me han vestido con la ropa que me ponen cuando me
voy a mi casa y han aseado a fondo mi silla de ruedas. Las personas que me
cuidan hablan y hablan, están tremendamente preocupadas y muy activas.
Desde
la ventana de mi habitación he visto venir mucha gente; algunos padres de
compañeros; policías; coches oscuros; personas con traje y corbata hablando con
sus teléfonos… Alguien ha comentado que a las doce inauguraba el Presidente el
nuevo Centro y que después todos los invitados se reunirían a comer ricos menús
que transportaban unas furgonetas muy bien decoradas, creo que hablaban de algo
que no sé si he entendido bien ¿catering? Mis jugos gástricos han empezado a
hacerse latentes y se me hacía la boca agua cuando hablaban de la comida:
canapés; gambas; torreznos; embutidos ibéricos; pasteles y hasta café y champán.
Todo ha transcurrido de manera muy rápida y mis compañeros que saben hablar
decían cosas desagradables sobre la visita de tantas personalidades. Luego me he
enterado que en el acto inaugural (descorrer una cortina y leer una placa que
han pegado en la pared) y en el ágape no ha habido representación nuestra.
Ningún compañero ha sido invitado y eso que dicen que esta es nuestra casa y que
tenemos que sentirnos a gusto y disponer de la misma intimidad que la que tienen
todas las personas en su propia vivienda. ¡Qué gracia! inauguran nuestro hogar y
ninguno de sus residentes está presente junto al resto de las muchas
autoridades, prensa, etc. Eso sí, por la tarde he visto la tele, junto a todos
mis compañeros, enterándome entonces del acto en cuestión, ciertamente no había
representación nuestra por ningún lado, estábamos escondidos, como si molestara
nuestra presencia.

Los trabajadores han hablado cerca de nosotros y
estaban enfurecidos, decían que se acercaban las elecciones y que claramente se
trataba de un acto electoral. Yo no entiendo de eso, no puedo votar (al igual
que la mayoría de mis compañeros), tal vez por eso se hayan olvidado de
nosotros.

El día, al menos, ha sido distinto y se agradece, he escuchado
conversaciones que de otra manera no hubiera conocido, creándome así mi propia
opinión, aunque desgraciadamente no pueda compartir con nadie. Creo en las
palabras de las personas que permanecen conmigo durante todos los días y
considero, por lo que dicen, que la política está al margen de nuestros
problemas e inquietudes vitales. Hoy más que nunca me he sentido discriminado y
quiero hacerlo público, aunque tan sólo puedo decir estas palabras: -Que
les aproveche y que nuestros padres sepan lo que hay que hacer en próximas
elecciones. Así me sentiré mucho mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario