sábado, 25 de julio de 2015

DECÍAMOS AYER







DECÍAMOS AYER que hablábamos de MÚSICA que, en mi libro, “El hijo roto” descubriríais que, educar a una persona con una severa discapacidad ante la sensibilidad acústica, ante la belleza del sonido, no es precisamente una cuestión de cultura musical; ni tan siquiera de cultura general, porque, debido a las graves discapacidades de nuestro Sergio, la cultura, la intelectualidad, por desgracia, no es un lujo que él pueda adquirir, ni, por infortunio, algo a lo que podamos lograr hacerle acceder, o, al menos, ayudarle a cultivar. Es más, él nos enseña día a día más cosas, de lo que nosotros le podamos enseñar jamás... Pues, como decía, para él, la música, es una cuestión más que de bienestar, de “bienser”. ,
DECÍAMOS AYER, que existe una gran diferencia entre ‘placer’ y ‘alegría’ y, para Sergio, LA MÚSICA, es las dos cosas a la vez: alegría placentera y felicidad. Hace veinte siglos, Epicuro, el gran filósofo y pensador griego, sostenía que “el placer era la clave de felicidad”, y descubrió que, a partir de un nivel máximo de placer, llegaba un momento que ese gozo no podía tener más intensidad. Era, en ese preciso momento, cuando se entraba en un estado de “ataraxia”, de ausencia de dolor y paz del espíritu, un estado de ‘eutonía’ que es placentero por sí mismo –esa misma eutonía que sentía yo cuando escuchaba los ensayos de mi padre, y su banda, escondidos bajo la cama del estudio de música. Ese es el tipo de placer que encuentra Sergio mientras escucha música. Te aseguro, amigo de este muro, que no hace falta más que verlo sentir la música que escucha.
Gracias a la música, nuestro hijo roto, es feliz. Porque debido a sus graves discapacidades físicas, psíquicas, y sensoriales, Sergio podría haber creado un mundo interior, un mundo propio y distante, alejado de la vida familiar y social, porque, su ceguera, su mudez, su sordera parcial, y su nula capacidad espacial y de movimiento, le hacen tender hacia rasgos del espectro autista. La música nos ha servido para “conectarle” para crear “imputs” con nuestra realidad. Es el nexo de unión entre él, y el mundo que nos rodea, además de la barrera necesaria que impide su interiorización y aislamiento psíquico. MUSICOTERAPIA, es una palabra mágica, un vocablo empapado de notas blancas, y negras –blancas como la luz, y negras, como sus sombras perpetuas-; silencios, y ligaduras –silencios, como los suyos, permanentes; y ligaduras, como lo son nuestros nexos emocionales y los lazos de amor que nos unen a él. MUSICOTERAPIA, es el empleo de la música y sus elementos musicales (sonido, ritmo, armonía y melodía) para ayudar a promover y facilitar las comunicación, las relaciones, el aprendizaje, la movilización, la expresión y la organización, con el fin de lograr cambios y satisfacer necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La MUSICOTERAPIA es, un proceso diseñado para reparar funciones del individuo y, cuyo principal objetivo es: desarrollar su potencial y alcanzar la integración inter e intrapersonal y, consecuentemente, mejorar la calidad de vida a través de la prevención, la rehabilitación o el tratamiento. Eso es lo que dicen todos los tratados de musicoterapia, todos, o casi todos los que he investigado, estudiado, y aplicado como terapia para ayudar a Sergio a que se interrelacione con nuestro mundo y con la sociedad en la que vive por medio de la música. En casa me enseñaron, cuando yo hacía mis “primeros pinitos con la música”, que LA MÚSICA, era la combinación del sonido y el ritmo de tal forma que producía sentimientos artísticos. Y así es, hay muchas disquisiciones sobre LA MÚSICA, pero la que más me gusta es esta, pues lo más importante de la definición de “música” es su capacidad de conmover. Estas terapias para con mi hijo, han servido – siempre que mi poco tiempo libre y la atención y el cuidado de Sergio, y la familia y el hogar, me lo han permitido- para ayudar a otros niños y jóvenes (y no tan jóvenes),a aprender a sentir la música y a vivirla como un juego interactivo y de comunicación; y a los profesionales que los tienen a su cargo, para enseñarles a emplear la música como medio terapéutico, de rehabilitación y promoción de la expresión, de aprendizaje, y fomento de las relaciones de grupo y sociales, pues he querido, y tenido a bien, y siempre altruistamente, el compartir los aprendizajes y logros alcanzados para con Sergio, con personas con diversidad funcional en centros de Educación Especial, centros de día, residencias, y centros ocupacionales de la provincia de Alicante.

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