Los centros especiales de empleo aguantan a duras penas. El centro de la fundación Síndrome de Down de Castellón cerrará este mes después de 14 años de vida
LORENA ORTEGA Castellón 24 DIC 2014 - 16:59 CET
Moisés Calabria tiene 31 años y había encontrado cierta estabilidad laboral. Desde hace seis años trabaja en el enmallado de piezas cerámicas, confección de muestrarios y otras actividades relacionadas con el sector cerámico de Castellón. Su sueldo de cerca de 700 euros mensuales es (o era) de gran ayuda para la economía familiar porque vive con sus padres pensionistas. A partir del 1 de enero se quedará sin trabajo. No es un caso más del desempleo en el azulejo. Moisés tiene síndrome de Down y se quedará sin trabajo porque el centro especial de empleo que la Fundación Síndrome de Down mantiene en Castellón desde hace catorce años cerrará a partir del 1 de enero. Junto a él se quedarán en el paro otras siete personas.
La gerente del centro, Mar Tirado, achaca la decisión a la crisis del sector que ha provocado la caída de los encargos. Pero también a la burocracia: “Hace un año que nos llamaron desde el Servef para comunicarnos que debíamos separar el centro de empleo de la fundación y crear una sociedad con un nuevo CIF y no tenemos capacidad para afrontarlo”. Este cambio implica nuevos gastos e impuestos y el centro está ahogado. Tirado explica que le comunicaron por teléfono que el día 1 de enero era el día tope para el cambio. Un ultimátum que, asegura, no pueden cumplir. Desde la Consejería de Economía afirmaron que este cambio era una “recomendación” para separar la actividad de la fundación de la del centro de empleo y no una imposición. Algo que Tirado niega: “Nunca nos dijeron que era una recomendación”. La decisión, no obstante, está tomada porque la crisis y el retraso en los pagos hacen imposible su continuidad.
“El sector de Castellón está sufriendo un revés muy importante", explica Juan José Serrano, presidente de laAgrupación Empresarial Valenciana de Centros Especiales de Empleo(Agevalcee), la patronal de los centros especiales de empleo. Serrano afirma que la crisis y el retraso en el pago de las subvenciones (asegura que en octubre todavía estaban cobrando parte de las correspondientes al año 2013) está golpeando muy duramente a los centros más pequeños, con menos posibilidades para resistir. La mayoría de ellos, dice, están en la provincia de Castellón.
El centro que gestiona Mar Tirado tuvo que despedir a cinco personas el pasado año. Llegaron a dar empleo a veinte. Otro centro, El Rinconet, un establecimiento de hostelería de la ciudad que emplea a personas con discapacidad psíquica, tuvo que despedir a otras cinco personas. “No hay salida laboral, solo uno ha encontrado trabajo”, dice Mari Carmen Muñoz, presidenta de la asociación que gestiona este centro. Ellos aguantan a duras penas. “Al final las subvenciones llegarán o no, pero lo que necesitamos es que la gente venga, tenemos que facturar unos 10.000 euros mensuales y en septiembre hicimos 5.000, fue el peor mes de nuestra historia”, afirma.
La situación para los cerca de 140 centros especiales de empleo que existen en la Comunidad Valenciana es complicada. Roberto Díaz, de Agevalcee, explica que la Generalitat Valenciana adeuda 15 millones de euros a estos centros que trabajan para la integración laboral de personas con discapacidad. Esta deuda afecta de forma desigual pero, desde la patronal, destacan que el impago ha provocado que los centros lleguen a multiplicar por cinco su deuda y obligado a tomar decisiones como el cierre o despidos. Los esfuerzos realizados para salvaguardar el empleo de quienes tienen alguna discapacidad han llevado a suprimir puestos del personal de apoyo. Desde 2011, y según datos de Agevalcee, se han perdido unos 300 puestos de trabajo de las personas que ayudan o supervisan. “Cuando se recorta se hace en unidades de apoyo y esto afecta a la persona con discapacidad, porque la atención no es la misma”, dice Díaz.
Paradójicamente, en este mismo tiempo las personas con discapacidad que están ocupadas en alguno de estos centros han pasado de 3.600 en 2011 a los 4.000 actuales. “Esto se debe a la apertura de nuevos centros por parte de los grandes grupos empresariales, como por ejemplo Ford, que ha contratado a mucha gente en producción”, dice Díaz. El caso contrario se da en Castellón, donde la crisis del sector cerámico ha afectado a este segmento como en el caso de la Fundación Síndrome de Down. Los centros especiales son, no obstante, solo una parte de los gestores de puestos de trabajo.
Desde Agevalcee indican que el futuro para quienes se quedan sin ocupación es más que complicado. El reciente informe sobre el empleo en personas con discapacidad referente a 2013 recoge que se ha producido un aumento del 5,27% de paro en este sector de la población mientras que en el total de parados se ha disminuido en un 3% (datos nacionales). “La búsqueda de un trabajo es más prolongado en el tiempo para una persona con discapacidad en paro que para el resto de la población”, recogía el informe. En la Comunidad Valenciana hay un total de 17.648 personas desocupadas con discapacidad.
Ante este panorama, Moisés sabe que su futuro a partir del día 1 de enero será complicado: “A partir de ahora, a buscar trabajo, a ver si a hay suerte. La cosa no pinta muy bien”.
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