miércoles, 24 de septiembre de 2014

MI CARRERA DE OBSTÁCULOS



Mucho se habla de las barreras arquitectónicas más visibles, pero hay otras barreras que minan más los ánimos y la confianza de una persona. Mi nombre es María del Mar Molpeceres Molpeceres y estos son los obstáculos a los que a mis casi 50 años me enfrento cada día:

Para empezar, hasta los 30 años no tuve conciencia de mi propia discapacidad, secuelas de parálisis cereb
ral infantil, debido a problemas para aceptarla por parte de la familia. Hasta entonces mi auto-concepto y consecuentemente el concepto que reflejaba de mí es el de una persona sin discapacidad lenta y rara. Actualmente, he tomado conciencia de mi realidad, pero algunas personas siguen tratándome de forma extraña y sigo encontrándome múltiples obstáculos en mi vida.

Parece ser que la silla de ruedas y las barreras es algo que la gente ya ha asumido con más o menos naturalidad, pero cuando se trata de barreras menos perceptibles, la cosa cambia, la gente puede ver un bordillo o unas escaleras, pero se ponen de los nervios al oírme hablar, no tienen ni la mitad de paciencia que con quien tiene que subir un bordillo o una escalera.

Esto mismo me pasa cuando necesito ayuda física para realizar tareas sencillas, la gente cree que por andar sola no tengo ningún problema, cuando una mínima desigualdad en la acera me hace perder el equilibrio y acabo en el suelo. Lo peor es que una vez allí, algunas personas se niegan a ayudarme al pensar que me he tirado yo, que les voy a pedir dinero o que estoy bajo los efectos del alcohol o las drogas.

Esto afecta también a mi credibilidad, ya que la gente tiene una idea ya formada de mí y tengo la impresión de que todo lo que diga no va ser tomado en consideración.

Estas son las barreras que me encuentro día a día en mi vida. Como veis, con un poco de consideración y un mínimo de respeto se puede solucionar

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