Biografía
Una vez en la presentación de un libro el escritor me dijo mientras lo retrataba:
-En mi próxima novela el protagonista será un fotógrafo-
No tuve mas remedio que interesarme por la causa de esa decisión, todo lo que sea imagen me llama desde niña.
-Los fotógrafos os metéis en todos sitios. En lugares que la gente normal incluso nunca verá- .
Aquella reflexión me hizo sonreírle y asentir.
De vez en cuando me meto en las casas de la gente por la cara, por que soy Elena, fotógrafa de prensa y trabajo en el Diario Lanza de Ciudad Real. El periódico del lugar donde nací, con el que no he conseguido más que ganarme la vida a medias, esa es la realidad, (tal vez sí hubiera sido hija de alguien que dominara el tema…).
A veces me meto en vidas ajenas, las descifro a otro idioma, el que domino mejor, el lenguaje de las imágenes. Como el habla, las imágenes son un lenguaje sí. Tiene sus códigos, se estudia, se aprende y se desarrolla con una experiencia que es única e intransferible. Se puede copiar un estilo, pero los fotógrafos sabemos qué tiene alma en una imagen y que ha sido fusilado en la desgana de pensar por sí mismo. Esa vida que los demás comparten con la mía está repleta de pensamientos y sentimientos en imágenes. Es lo que más me gusta en el mundo, lo elegí y mi madre nunca me ha buscado trabajo. No sabría como hacerlo, ella como tantas madres se ha pasado la vida cuidando de su gente de puertas para adentro, diciéndome que “con la verdad por delante se va a todos sitios”. Y ese truco me abre las puertas de muchas casas, sobre todo de la gente honrada.
Me gustan la gente diferente, que no se me repite como el chorizo de las lentejas, esas que las comes o las dejas. Una enamorada de las abuelas en las ventanas, los niños en sus mundos, los/las deportistas de tercera división regional, las fiestas en que el tipé de turno se viene arriba, los que menos tienen, las injusticias, la gente de campo, la tradición, el humor manchego, los del pueblo… Gente sin dobleces, que en 5 minutos tienes que atrapar y detener en el tiempo.
A veces resulta que tu foto denuncia, otras ilustra, otras desarrolla una historia, otras retrata. En un bucle suena -Clic, clic, clic- de un obturador de velocidad variable. Cuando hago fotos no me duele nada, no soy tímida, ni me acuerdo de las horas que eché en el trabajo, sí anoche me acosté tarde… Me concentro en todo eso y soy sólo Elenita con sus cacharritos. Me gusta no ser nadie, ni ser la mejor de nada. Sólo hago esa foto lo mejor que puedo en ese momento. A veces no dicen nada las fotos, reconozco trazos muy gruesos de abstracción y surrealismo, solo las entiendo yo con mi humor de andar por casa y la jerga que nos inventamos los amigos. El idioma también se puede recrear, me paso la vida viendo como la luz recrea la vida. Así de fácil, lo que hago es mirar. Observar siempre se me dio bien. De pequeña dibujaba todo lo que veía, recuerdo a mí abuelo Francisco dormido con su boina, su camisa abrochada hasta el cuello y un jersey de pico verde, mi madre de nuevo ella, junto con mi tía Antonia y mi abuela Emilia, ellas son las personas a las que más quiero. Ellas se sorprendieron de mi prolija aptitud con los detalles de la indumentaria de mi abuelo y lo comentaron muy animadas. Pudo ser el primer momento en que la cabeza me hizo clip. De mayor le dije a un tal Luis que quería ser fotógrafa, para que me dejaran coger una optativa del Bachillerato de Artes, ¡¡ y al final fue verdad!!.
Putas imágenes. A veces veo cosas que no me ha dao tiempo a capturar y se las cuento a Pablo, a Jacinto, a Belén, a Miguel y a Silvia, a mi tío Juan, a Manolo y a Jesús. Ellos me entienden y me escuchan atentamente, esa es mi fortuna aunque no se refleje en la cuenta bancaria. Siempre bromeo con lo de segundo apellido ya me llamo Rico, me lo regaló mi madre junto al nombre. “Asín que semos” .
Salgo a la calle a por la gente normal y aborrezco a una mayoría de políticos, sobre todo a los que entran en la sala y nunca dicen buenas tardes. A los que me miran de soslayo, sos digo tontacos. A los del taparrabos mental con carné del partido político que gobierne, a los ultras-pelotas… No congenio con los farsantes, con los que dicen una cosa y mañana otra. La mayoría de ellos pasa por mi vida y dejan poco poso. No me llegan (dentro) que diría mi amigo Jorge.
A pesar de ello no regateo energía, ni saber a mi actitud. Son cosas que van con el oficio y aunque no te guste, son lentejas. No sé resumir y tampoco ahorrar fuerzas.
A por la foto con la cabeza, el ojo y el corazón. Ya lo decía el francés.
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* Elena Rosa Rico estudió en la monjas de Miguelturra, en Marianistas, en la Escuela de Artes, Imagen en Puerta Bonita, Dirección de Fotografía de Cine y Televisión en TAI y Master en edición de video y postproducción en la Escuela Trazos. En los últimos años vuelve y revuelve a su amada Escuela de Artes, Autoeditora y Serígrafa. Y que se preparen por que voy a volver a dibujar.
SESI YA TIENE BISI
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5 MINUTOS CON PAULA. LA HISTORIA DE LA FOTO.
Era un finde de Septiembre del pasado año y trabajaba sola, no tenia ni idea de quien era Satur, Mercedes y Nacho. Había oído hablar de Paula, de la injusticia de Paula.
A la redacción había llegado el mejor corredor atrochamonte del periodismo provincial, Jorge Ureña. Le cascó a una periodista diez llamada Belén Rodríguez, que la familia había ganado por fin el juicio por una negligencia médica al Suma. Negligencia que ha hecho vivir a Satur y Mercedes como sí fueran diez humanos juntos. Sólo quien entrega su vida a otros más vulnerables saben el esfuerzo y la generosidad, los llantos y las sonrisas que provocan las pequeñas victorias.
Una victoria merecida, que aseguraba el futuro de Paula y que llegaba en su cuarto cumpleaños.
Entonces el jefe malo o torpe, o las dos cosas a la vez, dijo a la periodista que le enviaran una foto, con el móvil mismo. El día que existan editores gráficos, la noticia del día será algo importante como para que un fotógrafo haga una foto, ¿o no?.
Menos mal que los buenos periodistas son concienzudos, recibo una llamada.
-Elena tienes que ir a Poblete ha hacer una foto a Paula, he quedado a las dos con ellos, se van a comer a celebrar el cumpleaños de su hija y te van a esperar. El teléfono del padre que se llama Satur es…, la dirección…. -.
Y nada a correr que es lo que tocaba. Llegué a Poblete, me paré y pregunté por la calle y estaba muy cerca, encontré la casa fácil. Y allí me recibió creo que un familiar, me acompañó a la habitación donde estaban los padres preparando a Paula, la niña es una gran dependiente. Hago unas fotos de contacto. Sé que quiero la foto de la familia, llaman al hijo menor que se llama Nacho, le hago sentirse importante, le pregunto por su amigo el hijo de Jorge Ureña, que se llama Jorgito. Ser hermano de Paula es como para ser importante, va a tener que aprender a ser muy generoso con su tiempo de crecimiento. Disparo el flash por que la luz viene de atrás y me da de contra. Veo que Paula se flipa con los destellos. Temo hacerle daño a la vista. Se lo digo a su madre, le pregunto el nombre. Es Mercedes. Me gusta llamar a la gente por su nombre. Me dice que casi no ve, que ve solo un poco, los fogonazos. Hago la foto. Quiero una foto de Paula. La madre me dice que la saque guapa, que los ojos… Le digo que he aprendido una cosa muy importante con mi oficio, y es que cada uno somos lo que somos y somos únicos. Entonces Satur coge a su hija, le digo que se gire hacía la ventana. A tomar por saco el flash, no me gusta ni directo y me aburre rebotado al techo. Miro a la madre y le digo:
-Cómo puede salir mal una niña en brazos de su padre-.
Y se produce el instante mágico. Satur hace reír a la pequeña, reconoce su voz, la besa y ella se muere de gusto. Los estímulos humanos son muy poderosos. Me pongo nerviosa, me pasa cuando las fotos son buenas y temo perderlas. Pero he disparado la foto, está ahí, la ráfaga completa es un acto de ternura y tiene “cine”. No sé porqué quiero un retrato de la madre y del padre, y se lo pido, ellos encantados me sonríen. Después de publicado piden la foto.
-Es la foto más bonita que le han hecho a Paula- dice Satur.
Sólo he apretado el botón y les he mirado. He entrado en su casa y les he mirado. Por fuera pero también por dentro. Desde entonces soy fan de esta familia.
Finales de Agosto del presente año. Entra en el despacho Belén, estoy trabajando sola.
-Necesito una foto de Paula, la niña de Poblete. Ha fallecido mientras estaban de vacaciones en Málaga-.
No puedo hablar. Me dice que sí no lo sabía, muevo la cabeza a los lados. Me duele. Vuelve a la portada, a última hora, no lo veo pero no puedo hablar. Es una menor, es un homenaje, es un símbolo… No sé. Me pregunto sí eso en este momento está bien. En su familia.
Me paso varias días pensando en decirle algo a esa familia que ha luchado tanto. No sé cómo hacerlo. El recuerdo me entristece, yo me metí en esto para retratar la vida. Íbamos ganando en este asunto…
Pasan unos días y Jesús se pone muy pesado con lo de exponer en Alumbre. Yo no tengo nada que contar, no tengo ningún tema terminado… Que sí Elena busca. Que no. Que sí, oye piénsalo.
Y me acuerdo del beso. Llamo a Satur, me dice que sí, que sí necesito algún papel. Y a mi me vale la palabra de la buena gente. Esa nunca cambia. Y esta es la manera de homenajear a unos padres increíbles, a un hermano, a toda la familia de Paula. Los fotoperiodistas de Ciudad Real y la gente de Alumbre están con vosotros. Con vuestra historia. ¡¡Ánimo!!.
Paula seguirá eternamente entre los brazos de su padre y los cuidados milimétricos de su madre, que dejó el trabajo por amor a su hija.
El fotógrafo Anton Corbijn, decía que había aprendido a hacer una buena foto en cinco minutos. Cuando estudiaba me parecía la frase más difícil de realizar. Yo tenía que tirar un segundo carrete para ver alguna foto que me gustara entonces.
Con momentos como los descritos nos hemos hecho buenos fotógrafos, versátiles y rápidos. Y sobre todo nos han hecho mejor personas.
GRACIAS PAULA.