Un día, Ana Belén Peramato, madre de una niña con discapacidad y en silla de ruedas, Helena, vio cómo en uno de los parques del municipio donde vive, Santa Marta de Tormes, habían instalado un columpio adaptado para su hija y para cualquier niño que utilice silla de ruedas. Era el primero en esta localidad, porque es algo que no se prodiga en muchas zonas de juego infantiles y, por lo tanto, no se facilita la inclusión para que todos los niños (sin distinción alguna) tengan las mismas oportunidades para jugar y, además, junto a otros niños, en igual de condiciones.
Esta madre lo que quiere es que su hija disfrute en un parque sin su ayuda, que su pequeña pueda tener más independencia. Pero esa alegría duró poco, porque finalmente pudo comprobar que ese columpio para niños en silla de ruedas lo habían retirado por otro sin adaptación. "Me parece injusto que un niño o niña con discapacidad necesite la ayuda de alguien más (padre, madre o cuidador) para poder jugar en un parque", subraya Ana Belén. En su caso, se sube con su hija Helena en los columpios para que pueda disfrutarlos, "limitando de esta manera las oportunidades que tiene el resto de los niños de disfrutar de manera autónoma de los parques públicos", apunta.
Desde el Ayuntamiento de Santa Marta aclaran que el motivo de retirar ese columpio adaptado surgió a raíz de unas denuncias de algunos padres que vieron el riesgo de que no estuviese supervisado continuamente. Fuentes municipales detallan que ese columpio lleva una plataforma y un pequeño foso para su funcionamiento, y el temor de este grupo de progenitores era que algún niño metiera la mano durante su uso y pudiera pasarle algo grave al quedar atrapado. Los técnicos municipales se acercaron a inspeccionar el columpio y vieron que sin supervisión sí podía existir riesgo, por lo tanto, optaron por retirarlo e instalar un columpio sin adaptar a personas con discapacidad. De momento no se han planteando ubicar este tipo de columpio ni en este ni en otro parque del municipio, porque supondría tener a una persona que vigilara el mismo durante todo el día. Y para evitar riesgos tomaron esa decisión.
Otras alternativas
Pero la explicación del Ayuntamiento no convence a esta madre; para ella, esa razón es extraña, "ya que imagino que este tipo de columpios tendrá las mismas medidas de seguridad que cualquier otro, y si hubiera los problemas que ellos alegan, no serían de seguridad del columpio, sino de su instalación y por tanto, subsanables, ¿no?". Y Ana Belén espera que le den una solución a este problema, "ya que me parece que a estas alturas no sirven las excusas en un tema tan importante como la integración de las personas con discapacidad".
Y esa integración en los parques es posible, porque el columpio que instalaron en Santa Marta y más tarde retiraron no es el único adaptado a personas con discapacidad; existen muchos modelos más, sin necesidad de rampa ni foso, y que además de ser utilizados por niños con discapacidad podría hacerlo también el resto de niños. Suelen ser columpios con respaldo y cinturón de seguridad, similar al que llevan los niños en las sillas para los vehículos. Que permiten que una persona sin movilidad se pueda colocar en este asiento, con el arnés, y ser columpiada como cualquier otra, con total seguridad.
Así lo relata Bárbara Roig, la administradora de la página de Facebook 'Un columpio especial para los niños especiales', (con más de 13.100 seguidores) e impulsora de que se recogiesen más de 1.500 firmas a través de la plataforma Change.org por toda España para pedir la colocación de estos columpios adaptados en todas las ciudades. Porque, según relata a la hora de presentar su página, "ellos también tienen derecho a columpiarse". Ella no tiene hijos con discapacidad, pero era testigo, cuando iba al parque con ellos, de que había niños en silla de ruedas junto a sus madres, sentadas en los bancos, y sin la posibilidad de que disfrutasen como lo hacía el resto de los niños. En la zona donde vive Bárbara, en Mallorca, ha conseguido que se instalen varios de estos columpios, los que llevan un arnés y respaldo.
Cuando Bárbara conoció el caso de Santa Marta, de retirar un columpio y no sustituirlo por otro adaptado, no encontraba justificación alguna. "Porque en el mercado venden otro tipo de columpios adaptados, además, más económicos que el que instalaron en un principio, que suele rondar los 6.000 euros, mientras que los azules que instalamos por aquí, que llevan un arnés para sujetar al niño, cuestan unos 1.500 euros". Ella, a su vez, se puso en contacto con la responsable de una empresa que suministra este tipo de columpios adaptados, que reconoció que el que colocaron en Santa Marta para el acceso de sillas de ruedas "solo se instala en centros educativos o en parques que tengan supervisión", confirma.
Favorecer la inclusión
Bárbara confirma que en otras zonas de España, como Extremadura, se están implantando columpios adaptados, sin necesidad de plataforma ni de foso, y esa Comunidad ya ha encargado a esta empresa 75 unidades. La ventaja del columpio que lleva respaldo y arnés "es que puede ser utilizado por cualquier niño", y ahí, añade Roig, "se produce la inclusión, cuando todos los niños son iguales, con las mismas oportunidades en un parque". Asimismo, reconoce que el otro modelo para silla de ruedas puede tener un mal uso por parte de otros niños "que se suban a la plataforma y lo estropeen". Pero lo que deja claro es que existen alternativas, "antes de dejar un parque sin columpio adaptado sin más".
Por su parte, Miguel Ángel Cuesta, de Salamanca Accesible, también cree que no tiene lógica que retiren un columpio accesible por falta de seguridad. "Soy partidario de parques inclusivos en los que cualquier niño o niña pueda jugar; existen alternativas para incluir a todos en los mismos juegos sin segregar ni hacer excluyente la diferencia", concluye.