viernes, 1 de noviembre de 2013

TIC y discapacidad: cuando la tecnología hace milagros

TIC y discapacidad: cuando la tecnología hace milagros


Siempre que nos referimos a las nuevas tecnologías aplicadas a la salud nos hemos acostumbrado a hacerlo en el sentido de dar facilidades a los pacientes, ya sean temporales o crónicos, pero pacientes en el sentido estricto del término sanitario.
También hablamos mucho de simplificar al médico su labor (y por tanto mejorar la atención al paciente), de consultas remotas para que el enfermo no tenga que salir de su domicilio, de telerehabilitación y telemonitorización, etc. Ahora bien, ¿qué ocurre con ese otro tipo de “pacientes” que podemos considerar que tienen menoscabada su salud pero que ya no son tratados por ningún centro hospitalario ni seguidos por ningún proceso sanitario? Me refiero a aquellas personas con algún grado de minusvalía o discapacidad.
Existen minusvalías de varios tipos: visuales, auditivas, motoras, cognitivas, etc. Para este tipo de “pacientes” las TIC juegan un papel fundamental; no sólo facilitan su complicado día a día, sino que además se genera tecnología para facilitar el uso de la tecnología.
La aparición y masificación de los interfaces táctiles en pantallas, teléfonos y tabletsya han supuesto en sí mismas un enorme avance en la accesibilidad a los diversos dispositivos tecnológicos.
Los interfaces vocales y las posibilidades que ofrecen, tanto para recibir instrucciones de forma oral como para la lectura de lo que aparece en pantalla con los conversores texto-voz, permiten el uso a colectivos con minusvalías tanto motoras como visuales.
En un post anterior mencionaba juguetes que son controlados mediante ondas cerebrales. En la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), un grupo de investigadores está trabajando en un uso mucho menos frívolo de las ondas cerebrales:un prototipo de robot controlado por actividad cerebral que aumentaría considerablemente la independencia de personas con alteraciones en sus miembros superiores. A diferencia de algún otro desarrollo más intrusivo que existe fuera de nuestras fronteras, en este proyecto español se emplean sensores superficiales. Como indica el equipo del proyecto: “inicialmente el objetivo es que los brazos del robot permitan acercar objetos, dar de comer o beber, pero el reto marcado va más allá”.
Esta clase de prototipos ya no nos sorprende porque nos hemos acostumbrado a ver vídeos y noticias sobre futuristas robots que ayudan en las tareas domésticas, sobre prótesis mecánicas como la de Easton LaChappelle y su brazo mecánico de bajo coste,equipos de asistencia robótica que ayudan a caminar, sobre brazos biónicos e incluso algo menos conocido como el ojo biónico Argus II de la empresa Second Sight.
Hoy en día ya existen dispositivos que, con bastante menos parafernalia y un menor halo de sensacionalismo, resultan enormemente prácticos: teclados ampliados; ratones para mover con la boca, con la cabeza o con el mentón; pulsadores para sistemas de barrido (menús) o marcadores por voz para teléfonos o comunicadores que, mediante la pulsación de pictogramas, permiten reproducir mensajes pregrabados. Para un ajeno como yo, el catálogo de herramientas de ayuda resulta realmente espectacular.
En lo referente a minusvalías del tipo cognitivo o del aprendizaje, se han realizado algunos estudios que avalan, por ejemplo, lo positivo de usar ebooks para personas con dislexia (E-Readers are more effective tan paper for some with Dyslexia).
Podríamos incluir en este bloque a los colectivos afectados por un trastorno generalizado del desarrollo como el síndrome de Asperger, el trastorno de Rett, autismo o alguna lesión cerebral, para los que el aporte de las TIC se presenta sobre todo en forma de aplicaciones. Encontramos así aplicativos como Baluh, AraWord, Azahar oPictogram Room, que permiten la comunicación mediante pictogramas.
Sin buscar soluciones específicas para cada caso, es innegable que los portales generalistas sobre discapacidad, como por ejemplo http://www.discapnet.es, ya constituyen por sí mismos una gran ayuda, puesto que permiten concentrar y compartir en un único lugar un sinfín de información útil. También lo son las redes sociales, las cuales habilitan un mecanismo de contacto extra para que los colectivos puedan compartir experiencias y soluciones.
Aunque se aleje un poco del tema principal de este post, no quiero dejar de mencionar el enorme reto que supone la educación en tecnología para estos colectivos y sus formadores. Si en una de mis anteriores entradas me preocupaba por la capacitación tecnológica de nuestros educadores (Educación y capacitación tecnológica), en este caso hay que ir un poco más lejos y preguntarse por la preparación del profesorado que, además de enseñar a usar tecnologías, ha de hacerlo a alumnos con algún tipo de discapacidad. En 2011, la Universidad de Alicante generó un interesante estudio con el título “Percepción del profesorado sobre su capacitación en el uso de las TIC como instrumento de apoyo para la integración del alumnado con discapacidad”, del que se deduce que si bien los profesores se sienten capacitados para formar a alumnos con algún tipo de discapacidad, no se sienten igual de preparados para incorporar la tecnología a su actividad profesional.
Aunque el ritmo de avance es vertiginoso, el proceso y las fases necesarias hasta la salida al mercado de nuevos dispositivos es lento, sin entrar a valorar lo poco asequibles, en términos económicos, que suelen ser estas soluciones. Así que, mientras no seamos capaces de copiar la capacidad de regeneración celular de las estrellas de mar, aún quedan muchas soluciones que desarrollar.

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