Una trabajadora de RTVV explica en Twitter cómo debía informar bajo las directrices del PP
MIQUEL ALBEROLA Valencia 6 NOV 2013 - 13:17 CET585
El Partido Popular puso Canal 9 a su servicio desde el verano de 1995, cuando desalojó al PSPV-PSOE del Palau de la Generalitat. Desde ese momento, la cadena televisiva se convirtió en un instrumento de propaganda de las políticas del Gobierno valenciano y, sobre todo, la mayor publicista de la figura de los sucesivos presidentes de la Generalitat: Eduardo Zaplana y, tras el breve período de José Luis Olivas, Francisco Camps.
En todos esos años los informativos solo han reflejado aquello que los comisarios políticos de turno iban priorizando al servicio de Presidencia de la Generalitat. Una de las trabajadoras de la actual Nou (antes Canal 9), Iolanda Màrmol, ubicada en la delegación de Madrid, colgó ayer en su cuenta de Twitter(@iolandamarmol) un escrito que tituló Mis mentiras en Canal 9, donde explica jugosos detalles:
“Recuerdo cuando nos exigían grabar a Eduardo Zaplana en su perfil bueno. Y la oda que me encargaron sobre él cuando dejó la presidencia de la Generalitat Valenciana para ser ministro. También recuerdo la bronca y los gritos que me dedicaron cuando en ese vídeo de retrospectiva Zaplana aparecía en una imagen con la tránsfuga que le había permitido hacerse con la alcaldía de Benidorm. Recuerdo poco después, cuando de ser el Elegido, paso a ser el innombrable. Cómo nos prohibieron que apareciera en los planos".
Y prosigue: "Cómo buscaba perífrasis absurdas cuando no podía nombrarle en mis directos en los leones, a pesar de ser el portavoz del PP en el Congreso. Cuando Camps impuso su ley en Canal 9. Cuando nos dieron la orden de dejar de llamarle Francesc para que fuese llamado Francisco, coincidiendo con la época en que se postulaba como posible sucesor de Rajoy. Cuando trataron de prohibirme que contase que Zaplana dejaba su escaño en el Congreso. Cuando me prohibieron decir que Zapatero había anunciado el cheque-bebé, como si de este modo los valencianos no fuesen a conocer la noticia. Cuando escribías 'fracaso estrepitoso' y te lo cambiaban por 'éxito discreto'. Cuando nos desplegaron para loar las maravillas de Terra Mítica en su inauguración y no podíamos decir que no había ni una sombra. Cuando me reñían porque me salía el acento catalán 'y eso molesta a los blaveros[anticatalanistas]".
"También recuerdo cómo corría el cava en las plantas de dirección de Canal 9 en Burjassot las noches electorales de mayorías del PP, mientras que los redactores comíamos bocatas de salami. Cuando se pagaban directos millonarios para que Camps saliese hablando en directo en pleno Amazonas. Y los millones de veces en las que no me dejaron poner declaraciones de la oposición. O de cualquier ciudadano que criticase al PP, o a la Generalitat. Y recuerdo también cuando nos prohibieron decir 'recortes'. Tampoco pude decir que miles de manifestantes gritaban contra el gobierno. Los manifestantes no 'colapsaban' el Paseo del Prado, la manifestación 'transcurría por'. Y no poníamos pancartas explícitas contra Rajoy, ni contra el PP. Y fueron tantas, tantas, que un día empiezas a sentir vergüenza de trabajar para ellos. Ahora se termina. Injustamente. Pero lo ganaron a pulso”, concluye.
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