John Fernando Sánchez ha vivido todos los días de su vida con una distrofia muscular generalizada.
No le permite moverse con fluidez, tampoco hablar de manera clara. John Fernando Sánchez puede caminar, pero al hacerlo su cuerpo se tambalea, y a pesar de eso uno de sus mayores pasatiempos es entrenar en el gimnasio. Nació en Medellín hace 24 años y hoy en día está próximo a graduarse como Ingeniero de Sistemas de la Universidad Nacional, y la culminación de este periodo universitario supone también el triunfo de lo aprendido: contribuyó al desarrollo de una aplicación que le permite a él comunicarse e integrarse de una manera efectiva con su entorno.
Un entorno plagado de códigos, algoritmos y lenguajes de programación que requieren de él más autonomía. Si bien John Fernando recibe ayuda para movilizarse y cumplir con otras tareas de la vida cotidiana, nadie puede programar y opinar por él. No obstante, su inclusión al mundo laboral y social será ahora más fácil gracias a una aplicación llamada Teclado Virtual, una iniciativa creada en conjunto por profesores de la institución y el estudiante, quien ha vivido todos los días de su vida con una distrofia muscular generalizada
La adversidad convertida en reto
Teclado Virtual es una aplicación que funciona así: en un teclado similar al de un teléfono móvil, un programa hace un barrido de pantalla, es decir, que pasa por cada una de las teclas que componen el teclado. Para dar una orden, solo se necesita hacer clic con un chasquido en la boca. Para Jovani Jiménez Builes, profesor que lidera un grupo de investigación denominado Inteligencia Artificial en Educación, este invento es la materialización de un reto que empezó desde el momento en que John Fernando ingresó al programa de ingeniería de sistemas.
“El profesor John William Branch –decano de la facultad- nos indicó que buscáramos una manera más precisa para que él [estudiante] pudiera tener mucha más autonomía. Nos colaboró con la designación de un proyecto relacionado con esta herramienta, e inicialmente se depuraron una serie de herramientas informáticas que existen a nivel mundial, viendo sus ventajas y desventajas”, afirma el orientador Jiménez. “Sin embargo creímos que era mejor hacer una herramienta mucho más sencilla y que le apuntara a la necesidad específica de John Fernando”.
Fue el estudiante quien se encargó de programar y de ajustar la aplicación, y aunque ya está finalizada, su labor no termina ahí. John Fernando se matriculó a la maestría de ingeniería de sistemas de la universidad, y como proyecto de tesis de la maestría el joven va a mejorar la herramienta. “Pienso incorporar técnicas de visión artificial y opciones de predicción de texto mediante un sistema experto, todo para mejorar el rendimiento de la aplicación en términos de usabilidad”, dice John Fernando, quien de momento tarda entre 7 y 10 segundos en elaborar una palabra con este mecanismo.
Gracias a esta aplicación las personas con alguna situación de discapacidad como no poder mover los brazos, no poder hablar, en cuadriplejia o similar, podrán utilizar procesadores de texto, programas para pintar, editar imágenes, navegar por un sistema operativo. Según el profesor Jiménez, puede hacer cualquier cosa. “Además les permite a las personas incluirse de manera educativa y laboral. Educativa, utilizando por ejemplo el enfoque de la educación virtual, y laboral, [trabajando en] un call center o una base de datos donde tenga que ‘chatear’ con personas”, comenta. Teclado Virtual no está disponible de momento al público.
La vida tiene soluciones para todo. Al menos eso es lo que demuestra el esfuerzo de John Fernando en su natal Medellín.
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