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lunes, 03/06/13 - 17:58
"La parálisis cerebral infantil (PCI) continúa siendo una patología frecuente en nuestro medio. No en vano, es la primera causa de discapacidad en la edad infantil, que conlleva una discapacidad tanto física, funcional como social", señaló Javier Nieto, médico rehabilitador del Complejo Hospitalario de Salamanca, en el marco del 51º congreso nacional de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), que se celebra en la capital charra.
La prevalencia de la parálisis cerebral infantil oscila entre los 1-3 casos por cada 1000 nacidos vivos, según distintos autores. Los avances en la asistencia obstétrica y perinatal han provocado un aumento de la prevalencia por la mayor supervivencia de neonatos de bajo peso, prematuros y el mayor número de gestaciones múltiples.
La PCI, según el doctor Nieto, "es un problema sanitario de primer orden. Y su atención debe englobarse en un modelo de atención integral, basado en un conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil y su entorno, con el objetivo de responder a las necesidades de los niños con trastornos del desarrollo o riesgo de padecerlos, tanto desde el punto de vista sanitario como del punto de vista psicológico y social, para tratar de alcanzar el máximo grado de autonomía personal y de integración familiar, escolar y social”.
El doctor Nieto recordó que “el grado de discapacidad varía en función de la severidad de la PCI, así como su manifestación, varía a lo largo del desarrollo o crecimiento del niño, al intentar compensar las dificultades posturales y del movimiento. La PCI presenta distintas deformaciones o alteraciones ortopédicas en los miembros inferiores, siendo las más frecuentes el pie equino y la subluxación de cadera. Su prevención y tratamiento precoz son fundamentales”.
Para Francisca Gimeno, jefa del servicio de rehabilitación del centro piloto Arcángel San Gabriel Aspace, Barcelona, “cualquier intervención terapéutica en la parálisis cerebral (PC) debe partir de un enfoque integral desde varios puntos de vista, focalizado en la persona con todas sus características, considerando todos los problemas motrices y ortopédicos que presenta, para centrarse después en los problemas concretos analíticos de las extremidades inferiores (EEII). Una vez diagnosticados las diferentes alteraciones, hay qyue plantearse qué se puede hacer, qué tratar y cómo hacerlo, siempre buscando unos objetivos concretos, realistas y realizables"
A nivel de tratamiento farmacológico, “existen varios fármacos relajantes musculares pero, en general, no es el método terapéutico más específico de la PC. Tiene limitaciones en cuanto a efectividad y efectos secundarios", agregó la especialista.
La toxina botulínica (TB) se ha revelado como una de las intervenciones terapéuticas más eficaces para el tratamiento local de la hiperactividad muscular patológica (espasticidad, distonia).
“En la actualidad existe una amplia experiencia sobre su uso”, puntualizó la experta, quien agregó que “al tratamiento local con TB se le pueden asociar yesos progresivos o hipercorrectores, así como otros tratamientos como las ortesis, (dinámicas o estáticas), ayudas para la marcha, aparatos para bipedestación, nocturnas... Dependiendo del grado de afectación motor (GMFCS) hay que optar por uno o varios métodos terapéuticos”.
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