"Lo que más nos preocupa es la situación financiera de las entidades, tenemos miedo a desaparecer, la coyuntura es muy inquietante"
01.12.2013 | 01:25
Oviedo, P. RUBIERA Mónica Oviedo preside en Asturias el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), entidad que ha convocado hoy a las doce del mediodía, en la plaza de la Escandalera de la capital del Principado, una concentración contra la pérdida de derechos de las personas con alguna discapacidad. "La situación es muy inquietante, tenemos miedo a desaparecer y la sociedad no debe olvidar que trabajamos para todos", afirma. En Asturias hay unas 120.000 personas con alguna discapacidad y el Principado adeuda a las asociaciones 350.000 euros en ayudas correspondientes a 2013. Pese a la precariedad en la que viven, las asociaciones mantienen un diálogo fluido con el Principado. En la actualidad trabajan en un plan integral de la discapacidad y en una nueva ley de Servicios Sociales. Mónica Oviedo padece una lesión medular causada por un accidente de tráfico.
- ¿Qué les dijo el presidente Javier Fernández el viernes?
-Se mostró comprensivo con nuestras necesidades, pero nos habló de las dificultades del momento, de la escasez de recursos, de la obligación legislativa de respetar un techo de gasto... Nosotros lo entendemos, pero pedimos respeto porque la sociedad tiene con nosotros una deuda histórica, hemos puesto en marcha muchos servicios, muchas prestaciones destinadas a las personas con discapacidad y, ahora que las cosas se están complicando, estamos retrocediendo en derechos y en igualdad. Las personas y las asociaciones estamos muy crispadas y muy decepcionadas. Hemos recibido muy buenas palabras, pero ahora necesitamos hechos.
-¿Cuáles son los problemas más urgentes?
-Lo que más nos preocupa es la situación de las entidades de la discapacidad, que son las que están dando los servicios y las prestaciones a las personas, ya que históricamente se ha delegado en nosotros esa atención. Con la dificultad que hay para el sostenimiento de las asociaciones, tenemos miedo a desaparecer, y la sociedad no debe olvidar que trabajamos para todos, cualquiera puede vivir una situación similar a la nuestra. Las familias con algún discapacitado tienen costes extraordinarios y necesidades que no tiene la población en general; si, además, perdemos programas de apoyo, clases de lenguaje de signos, la atención a los niños, las prestaciones de la dependencia y tantas otras cosas, la situación es muy inquietante.
-¿Cómo resisten sin recibir el dinero del Principado?
-Las entidades más fuertes pueden acceder a créditos, pero otras no. En el CERMI hemos abonado este año 25.500 euros de intereses a los bancos, un dinero tirado que podríamos haber dedicado a la discapacidad. Hemos pedido a la Consejería de Bienestar, y así lo trasladamos al Presidente, un cambio en la fórmula de subvención. Actualmente se convocan las ayudas y mientras se tramitan, se resuelven y se pagan pasa un año y nosotros tenemos empleados a los que debemos pagar todos los meses. Muchos estamos trabajando en precario, con ERE. Es algo que llevamos hablando desde hace años, pero, en los últimos tiempos, con tanta inestabilidad política, tantos cambios de consejeros y directores generales, no lo hemos podido solucionar.
-¿Han reducido programas y actividades?
-Entre los recortes legislativos, como el de la ley de Dependencia, y los económicos, hemos tenido que reducir de todo. Estamos muy preocupados por la gestión de los recursos convivenciales de las personas con discapacidad, los gastos han subido mucho, tenemos pérdidas. Cada vez tenemos menos programas y menos recursos. El paro nos ha afectado mucho. Y no queremos vivir ni de pensiones ni de ayudas, ni queremos caridad ni beneficencia, queremos trabajar, peleamos por nuestros derechos. De ahí el lema de la concentración de hoy: "SOS discapacidad, derechos, inclusión y bienestar a salvo".
-Al parecer, pocas empresas españolas cumplen con la ley de contratar a personas con discapacidad.
-Le hemos pedido al presidente asturiano que, al igual que sucede en otras autonomías, se haga un informe anual de las empresas asturianas de más de 50 trabajadores que cumplen o no con la ley. Y le hemos propuesto que, en el caso de que las empresas no contraten porque no encuentren entre los discapacitados las personas cualificadas para ese puesto, aporten a la discapacidad la cantidad de dinero que destinarían a ese empleo. Javier Fernández nos dijo que lo estudiaría.
-Ustedes son enfermos crónicos. ¿Cómo les afecta el copago farmacéutico?
-A día de hoy tenemos un sobrecoste mensual importante y, en ocasiones, familias con ingresos bajos deben decidir entre comer, pagar gastos o comprar medicamentos. Mucha gente está dejando de comprar medicinas para sobrevivir, tenemos familias cerca del límite de la pobreza y, si cae el movimiento asociativo, su situación será terrible. Puede llegar a convertirse en un problema de salud pública, porque si la gente deja de tomar las medicinas que necesita, su estado empeora y la sanidad se satura.
-¿Les afecta el copago hospitalario y el de transporte sanitario?
-En Asturias se mantiene la exención de ambos para las personas con discapacidad. Le hemos pedido al Presidente que siga así.
-Las mujeres, discapacitadas o cuidadoras de discapacitados, siguen siendo las grandes sacrificadas en este colectivo.
-Son el 90 por ciento de las cuidadoras de hijos, maridos o familiares, por eso la medida de la ley de atención a la dependencia de darles de alta en la Seguridad Social y reconocer su trabajo con una pequeña paga era muy justa. Su eliminación ha sido un paso atrás muy grave.
-¿Las asociaciones de la discapacidad defienden un acuerdo presupuestario para 2014?
-Sin duda. Cada vez necesitamos atender a más personas. Con un presupuesto nuevo podemos intentar mejorar y conseguir que repunten un poco nuestras actividades; con una prórroga, todo es más complicado, hay que negociar cada cambio y el aumento de las necesidades no tendría correspondencia presupuestaria.
-Un veterinario al frente de Asuntos Sociales, ¿se entiende?
-Lo importante es que la persona que esté en ese puesto conozca nuestros problemas, nuestras necesidades y trabaje con nosotros. He mantenido hace unos días una entrevista con él y mi impresión fue buena, me encontré con una persona que conocía nuestra situación y con ganas de colaborar.
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