Otro año que se nos va. Este año a nivel personal no ha sido malo, más bien bueno. Me he asentado en la residencia, he empezado a estudiar, he escrito un libro. Total que no he parado, ni quieroo parar mientras pueda, claro.
URTE BERRION DANORI!!!!!!!!!
José Manuel Mancisidor, Budy, difícilmente olvidará el lunes 19 de
diciembre, día en que presentó en Zumaia su libro 'Tengo parálisis cerebral.
Pero no estoy enfermo'. Amigos, compañeros, conocidos y vecinos de Zumaia
abarrotaron la sala de exposiciones Oxford donde tuvo lugar la presentación de
esta autobiografía que sorprenderá a mucha de la gente para la que José Manuel
era simplemente «un simple vendedor de cupones de la ONCE». El libro se puede
adquirir en las librerías Aizpurua y Otaño, en Kabi taberna, en A3 y en la casa
de cultura Alondegia, al precio de 12 euros.
Joseba Ossa, amigo de Budy desde la infancia, ha sido el editor e
impulsor de este volumen. «Conozco a José Manuel desde la infancia. ¡Cuántos
juegos hemos compartido! ¡Cuántos días y noches! ¡Cuántos viajes! Cuando fui a
vivir a Finlandia, él fue el primero en visitarme. Con todas sus dificultades,
hizo el viaje en tren sólo para verme».
Ossa es conocedor del deseo irreprimible de Mancisidor para
comunicarse, pero también de las dificultades que tiene para ello. Debido a la
parálisis cerebral, Budy no puede hablar. Pero ello no le impide querer
comunicarse con la gente. «La gente se le acercaba por la calle, pero se iba
después de cruzar dos palabras. No tenían paciencia. José Manuel hacía uso de
máquinas o tablas con el alfabeto, pero se le quedaban pequeñas». Sabedor que
Budy estaba escribiendo la historia de su vida, le animo a completar la labor.
«Más que un libro, escribía frases muy cortas, casi telegramas. Fue en ese
momento cuando pensamos en contratar a alguien para ayudarle a escribir un
libro. Más que un amigo, necesitaba a un escritor o a un periodista para
ayudarle a reflejar sus ideas. José Manuel es bastante cabezota, pero al final
aceptó la idea». Jasone Osoro fue la elegida para desarrollar la labor.
La escritora elgoibartarra reconoció que fue la curiosidad lo que
la llevó a aceptar el encargo. «Hasta hace un año no lo conocía. Antes de tener
el primer encuentro, Joseba me puso en antecedentes: José Manuel no podía
hablar, estaba en una silla de ruedas y hacía ruidos extraños. Fui preparada a
la reunión, pero también con un poco de miedo. El encuentro duró una hora en la
que estuvimos comunicándonos, principalmente con la mirada. Me di cuenta de los
prejuicios que tenemos con los que son diferentes y de cuántas barreras existen.
José Manuel no está enfermo, no es tonto, pero tiene una barrera: la gente no le
escucha y él tiene muchas cosas que contar. En el libro confiesa que si fuera
Superman, si tuviera superpoderes, elegiría poder hablar».
Osoro se encargó de «interpretar su mundo interior». «Hay que ser
valiente y tener un punto de vanidad para presentar una autobiografía». Cuando
el libro estaba a medio terminar, entregaron el texto a sus familiares, quienes
realizaron sus respectivas aportaciones. «Para todos ellos ha sido importante,
ya que ha puesto sobre la mesa cosas que nunca había dicho».
Momentos de emoción
El acto no estuvo exento de emoción. En él estuvieron presentes el
propietario de la imprenta donde el libro fue impreso, y que tras leer las
primeras pruebas, no quisó cobrar por el trabajo hecho. También acudieron
cuidadores de la residencia en Donostia donde Budy reside desde hace unos años.
Uno de ellos confesó que «con nadie he aprendido tanto como con esta persona».
José Manuel pudo comunicarse con los asistentes mediante una carta
que fue leída por el periodista Mariano Ferrer, amigo suyo desde que éste quiso
como regalo para su 40 cumpleaños cenar con el periodista. «Alguien al que
escuchaba y admiraba desde hacía años», tal como señaló Joseba Ossa.
En la carta Budy explicaba que el libro está escrito por muchos
motivos, pero especialmente para «ayudar a gente que esté en mi misma situación.
Animarla a seguir adelante». Añadía que sabía que era «muy querido, sobre todo
por mi familia y amigos. Que puedo hacer cosas, menos de las que yo quisiera,
pero aún así merece la pena seguir aprendiendo e intentar hacer alguna más,
aunque me cueste».
Tuvo un especial recuerdo a su madre. «Por ella estoy aquí, por
ella he aprendido todo lo que sé. Por hacerme duro y no dejarme ser un niño
mimado y débil. Ella me enseñó a leer y escribir. Ahora gracias a ella he podido
escribir el libro con el ordenador. ¡Quién lo diría!».
Al final del acto, por sorpresa, obsequió a su madre, Miren, con un
ramo de flores. Ella no pudo reprimir las lágrimas. Osoro se dirigió a la madre
de José Manuel, para decirle que «la palabra que más aparece en el libro es
'ama'. Ha escrito este libro para que sepas qué ha sido su vida».