La disminución de la gravedad les permite mover mejor las extremidades
Para más efectividad, la piscina debe ser temperada pues el calor relaja CORTESÍA LUIS BARRIOS
EL UNIVERSAL
martes 3 de septiembre de 2013 12:00 AM
En el agua, la ley de la gravedad es menos poderosa. Por eso, el agua se convierte en una gran aliada de niños con problemas motores y neurológicos: en una piscina, y con ayuda de un guía especializado, estos pequeños pueden mover las piernas y los brazos con más agilidad que fuera del agua.
Luis Barrios, licenciado en Fisioterapia y Rehabilitación, observa como, a diario, esos niños se transforman en pequeños superhéroes que logran mejorar venciendo sus limitaciones. Barrios dirige el servicio de Piscina Terapéutica Infantil (piscinaterapeuticainfantil@gmail.com y @piscinaterapia), que abrió recientemente en Altamira.
La terapia en agua beneficia a niños con diversas discapacidades: parálisis cerebral, motora, autismo, retraso cognitivo, síndrome de Down, bebés prematuros y enfermedades metabólicas, entre otras. Pero los pacientes más usuales, ocho de cada diez, tienen parálisis neurológica o motora.
Muchos factores cuentan para que una terapia acuática sea efectiva en niños con problemas motores o neurológicos. La temperatura, por ejemplo, incide. La piscina debe ser temperada a 34 grados centígrados, porque el calor relaja y el niño siente menos dolor al realizar los estiramientos. En el caso de la piscina de Altamira, también es techada y protegida de corrientes de aire y ofrecen un sistema de cobertura del canal auditivo para evitar infecciones.
También debe ser capaz de flotar. Como no puede hacerlo por sí mismo, debe ser ayudado por flotadores especiales que permiten trabajar determinadas partes del cuerpo y mover mejor las extremidades.
Los beneficios de la terapia se engrandecen con las propiedades terapéuticas del agua como son flotabilidad, disminución de gravedad y resistencia del agua permite convertir a la terapia en piscina en una efectiva técnica de rehabilitación integral.
A los niños con discapacidades motoras, además, estas terapias los ayuda en aspectos más allá del físico, pues les otorga confianza y estabilidad emocional.
Para acceder al servicio es necesario realizar al paciente, previamente, una evaluación inicial a cargo de una fisioterapeuta especializada en el área de terapia en agua. Esto será lo que determina las necesidades reales de cada niño y la frecuencia con la que deberían realizarse las sesiones, a la que deben asistir los padres, quienes pueden observar los progresos desde las gradas.
La piscina terapéutica contiene diez mil litros de agua, mide cuatro metros de diámetro y tiene 1.3 metros de profundidad. Abre de lunes a viernes, entre 7.30 a.m. y 7 p.m. con descanso de una hora al mediodía.
Luis Barrios, licenciado en Fisioterapia y Rehabilitación, observa como, a diario, esos niños se transforman en pequeños superhéroes que logran mejorar venciendo sus limitaciones. Barrios dirige el servicio de Piscina Terapéutica Infantil (piscinaterapeuticainfantil@gmail.com y @piscinaterapia), que abrió recientemente en Altamira.
La terapia en agua beneficia a niños con diversas discapacidades: parálisis cerebral, motora, autismo, retraso cognitivo, síndrome de Down, bebés prematuros y enfermedades metabólicas, entre otras. Pero los pacientes más usuales, ocho de cada diez, tienen parálisis neurológica o motora.
Muchos factores cuentan para que una terapia acuática sea efectiva en niños con problemas motores o neurológicos. La temperatura, por ejemplo, incide. La piscina debe ser temperada a 34 grados centígrados, porque el calor relaja y el niño siente menos dolor al realizar los estiramientos. En el caso de la piscina de Altamira, también es techada y protegida de corrientes de aire y ofrecen un sistema de cobertura del canal auditivo para evitar infecciones.
También debe ser capaz de flotar. Como no puede hacerlo por sí mismo, debe ser ayudado por flotadores especiales que permiten trabajar determinadas partes del cuerpo y mover mejor las extremidades.
Los beneficios de la terapia se engrandecen con las propiedades terapéuticas del agua como son flotabilidad, disminución de gravedad y resistencia del agua permite convertir a la terapia en piscina en una efectiva técnica de rehabilitación integral.
A los niños con discapacidades motoras, además, estas terapias los ayuda en aspectos más allá del físico, pues les otorga confianza y estabilidad emocional.
Para acceder al servicio es necesario realizar al paciente, previamente, una evaluación inicial a cargo de una fisioterapeuta especializada en el área de terapia en agua. Esto será lo que determina las necesidades reales de cada niño y la frecuencia con la que deberían realizarse las sesiones, a la que deben asistir los padres, quienes pueden observar los progresos desde las gradas.
La piscina terapéutica contiene diez mil litros de agua, mide cuatro metros de diámetro y tiene 1.3 metros de profundidad. Abre de lunes a viernes, entre 7.30 a.m. y 7 p.m. con descanso de una hora al mediodía.
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