Artículo de opinión de Satur Rodríguez, donde reivindica el papel de las familias frente a la burocracia de la Administración.
Paula en su casa
Soy Satur el papá de Paula, una niña de tan sólo 4 años y valorada por la Administración Regional como gran dependiente que tiene una discapacidad reconocida de tipo Física, Psíquica y Sensorial del 82% y que por su condición y, a cambio de que su madre dejara su trabajo para cuidarla en casa, es beneficiaria de la Ley de Dependencia.
Los problemas empiezan cuando Paula necesita ayudas técnicas específicas, como puede ser una camilla de baño adaptada.
La junta sacó no hace mucho unas ayudas que decían así “AYUDA A PERSONAS MAYORES Y CON DISCAPACIDAD” , pues bien , decidimos solicitarla, nos reclamaron la pertinente documentación y no esperaron ni a recibirla para mandarnos una propuesta de denegación, que a día de hoy ya es definitiva.
Esta es la realidad del día a día de Paula. David contra Goliat.
Ni que decir tiene qué papel juegan los dependientes en esta lucha. Seguro que la Junta tiene casos mucho más importantes que atender que la solicitud de ayuda para la camilla de baño de mi hija.
Hoy, en circunstancias normales tendríamos que estar pensando en lo que cuestan los libros de Paula para ir al cole , cosa que es imposible por las graves secuelas que arrastra desde lo que creemos fue una gravísima negligencia en Madrid tras una operación sin riesgo.
A Paula no son libros lo que le hacen falta, a ella como a otros muchos lo que les hace falta es una camilla de baño, grúa de traslado domiciliario, asientos moldeados, adaptar el vehículo familiar y sobre todo que la administración cumpla con el compromiso de ayudar al mas débil.
No es momento de perder el tiempo lamentándonos y sí de trabajar duro para mantener a nuestra hija en las mejores condiciones, sin alardes ni caprichos, solo lo necesario para su bienestar.
Es por eso que también y aunque suene raro, que tenemos que hacerle el trabajo a la administración, ya que no cubren ciertas necesidades esenciales para un niño dependiente y para recaudar esos fondos que puedan cubrir esos gastos, recogemos tapones, organizamos rifas, eventos deportivos, culturales; lo que sea para que a Paula pueda desarrollar dentro de su entorno familiar una vida lo más cómoda posible y así la administración pueda seguir perdiendo su tiempo entre expedientes, decretos, leyes, órdenes y tantas otras artimañas para denegar ayudas a los más necesitados.
Niños como Paula, Marcos, Elena, Enma, etc. o cualquier otro nombre, da igual. Para la administración son sólo un número de expediente pero por suerte para ellos, cuentan con familias que los quieren por encima de todo.
En casos como el de mi hija, cuando una familia no tiene más remedio que pedir ayuda a la Administración la única verdad que encuentra es lo que reza en los carteles de la entrada a los edificios oficiales donde se puede leer: Bienestar Social, Dependencia, Asuntos Sociales, Centro Base. Todo lo demás queda en evidencia en casos como el de Paula.
De ahí mi pregunta. ¿DE QUIEN DEPENDEN LOS DEPENDIENTES?
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