lunes, 28 de enero de 2013

Una estrella con parálisis cerebral


el país

Tuve la suerte de convivir con Mer durante cinco años en nuestro pisito de solteras’ en Pamplona, mientras ella estudiaba Farmacia y yo Comunicación. El primer día de las presentaciones en el piso, su madre se adelantó y me trató de aclarar agobiada que Mer se las arreglaba sola, que no necesitaría de mi ayuda para el día a día. Efectivamente Mer demostró ser muy capaz, a pesar de tener más de un 65% de discapacidad por parálisis cerebral. Se desenvolvía con total independencia. Eso sí, para atarse los zapatos necesitaba al menos diez minutos. Para lavarse los dientes, otro tanto. Y así con todo. Luchaba en silencio, en paciente silencio. Cada mañana al levantarse; también al acostarse.
Mer era brillante en sus estudios. Rítmica, ordenada. Con lentitud, pero con firmeza. Sabía escuchar, mientras yo no conseguía callar. Ella me animaba a estudiar y yo la animaba a no tener miedo. Creo que la envidiaba yo más a ella por su talento que ella a mí por mi cuerpo. Recuerdo que le pregunté en una ocasión si sufría por ser así. Ella me contestó que no conocía otra cosa. Durante esos años salí con varios chicos, y ella no. Me preguntaba si Mer sería capaz de enamorar a alguien. El tiempo ha demostrado que sí.
Una vez escuché decir que necesitamos una estrella, alguien que nos ilumine y que nos acompañe en el recorrido de ser nosotros mismos. Mercedes fue para mí esa tercera persona. Su parálisis le afecta al movimiento pero ahora sé que a quienes nos movemos con aparente normalidad, nos paraliza el miedo cuando se trata de actuar, de avanzar para ser felices. Si Mercedes tiene un 65% de discapacidad, ¿qué porcentaje de invalidez interior tenemos todos los demás?
Mercedes García Laso finalizó Farmacia y Psicología, sacó el número 1 del PIR de España. Hoy tiene su propia consulta en Logroño y lleva un blog.— Natalia Horstmann.

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