Universitarios capacitados
LA UPV OFRECE APOYO A ALUMNOS COMO ELENE Y TELMO PARA
SUPERAR SU DISCAPACIDAD Y SER "UNO MÁS" EN LA UNIVERSIDAD
SUPERAR SU DISCAPACIDAD Y SER "UNO MÁS" EN LA UNIVERSIDAD
DONOSTIA, ANA ÚRSULA SOTO - Domingo, 8 de Julio de 2012 - Actualizado a las 05:25h
Elene Sorazu y Telmo Irureta conversasn en la biblioteca de la
UPV/EHU. (ainara garcia)
UPV/EHU. (ainara garcia)
Social Telmo Irureta Licenciado en Pedagogía
"Todavía hay
gente que no cree en sus posibilidades, pero por encima de sus limitaciones,
poseen múltiples capacidades". Con estas palabras resume Ane Amondarain la
filosofía en la que se basa el Servicio de Atención a Personas con Discapacidad
de la Universidad
del País Vasco (UPV/EHU). Desde 2003, ha contribuido a garantizar el principio
de igualdad de oportunidades del alumnado con discapacidad logrando que, en
esta década de historia, 280 personas de este colectivo -92 en Gipuzkoa, 140 en
Bizkaia y 48 en Araba- se hayan titulado en las más diversas carreras
(Educación Social, Enfermería, Ingeniería Informática, Arquitectura Técnica,
Derecho, etc.).
Ane
Amondarain y Mamen López son las responsables del buen funcionamiento del
servicio en el campus de Gipuzkoa, el pionero en poner en marcha este recurso
que se extendió a Bizkaia en 2009 y a Araba el año pasado. Hoy día, la UPV/EHU es la "tercera
universidad del Estado con mayor porcentaje de alumnado con discapacidad"
entre sus estudiantes, reseña Amondarain.
Detrás
de los números, no obstante, hay personas usuarias del servicio como Telmo
Irureta, un zumaiarra de 23 años diplomado en Magisterio de Inglés y licenciado
durante este último curso en Pedagogía. Irureta padece una discapacidad motriz
con movilidad reducida. La silla de ruedas es su inevitable acompañante allá
adonde va, aunque sin duda su rasgo más característico es el sentido del humor
del que no duda en hacer gala desde el primer momento del encuentro con la
periodista.
Antes
incluso de desembarcar en la UPV/EHU
en 2007, el centro donde estudiaba se puso en contacto con el Servicio de
Atención a Personas con Discapacidad para preparar la prueba de selectividad,
que el joven hizo mediante exámenes orales. Posteriormente, mediante una
entrevista conoció a las responsables del recurso, Ane y Mamen, al mismo tiempo
que pudo resolver cualquier duda sobre cómo afrontar sus años en la universidad
en igualdad de condiciones que sus otros compañeros a pesar de sus limitaciones
de movilidad.
Su
recurso más importante en esos cinco años de estudio ha sido Enara, la auxiliar
de apoyo que le acompañaba desde el momento en que llegaba al campus hasta la hora
de volver a casa. "Me ayudaba a quitarme la chaqueta, a sacar el material,
ir al baño, tomar notas... Siempre estaba ahí", recuerda Telmo, quien
confiesa que "ya la echa de menos", porque a diferencia de otros
auxiliares que ha tenido a lo largo de su vida educativa, Enara "fue más
amiga que auxiliar". "Sobre todo porque no me vigilaba tanto como me
pasaba de pequeño, que no podía dejar de hacer los deberes", aclara.
GANANDO
Autonomía e independencia
En
este sentido, Amondarain incide en que la universidad tiene que ser también
"un salto a la vida independiente" para este tipo de alumnado, al
igual que ocurre con el resto de los universitarios. "Es verdad que el
Bachiller es una educación más protegida para ellos, pero la universidad tiene
que ser un proceso de maduración y tienen que aprender a moverse",
manifiesta la técnica en discapacidad.
Telmo
confiesa que no le costó mucho romper con la imagen que puede trasladar su
silla de ruedas. "Les cambié los esquemas cuando les conté un
chiste", susurra entre risas mientras recuerda una anécdota que vivió con
Enara. "Estábamos en clase de música y teníamos que tocar la flauta. Como
yo no podía tapar los agujeros, ella se puso detrás de mí para taparlos
mientras yo soplaba hasta que paré y le pregunté: ¿Cómo era? ¿Cómo era
la canción? Y ella me contestó muerta de la risa: Pero si tu
no tienes que sabértela, solo tienes que soplar", recuerda.
Uno
de los recursos docentes más solicitados entre los alumnos con discapacidad son
los apoyos para la toma de apuntes como los cuadernos autocopiativos. Para ello
se solicitan voluntarios entre los compañeros de clase del alumno con
discapacidad que tomen notas en unos cuadernos que constan de un calco y que
les permite obtener una copia instantánea de los apuntes. Telmo hizo uso de
este recurso hasta que sus compañeros fueron conociéndolo y, al final, le
facilitaban los apuntes "pasados al ordenador".
Elene
Sorazu, de 20 años, también ha hecho uso de los cuadernos autocopiativos en su
primer año en la universidad. Nació en Azkoitia pero desde los tres años reside
en Donostia, municipio al que su familia se trasladó "porque había más
oportunidades" para una persona sorda.
Gracias
a un implante coclear que le implantaron con seis años, Sorazu puede seguir la
entrevista sin problemas, pero eso cambia cuando se trata de asistir a clase.
El servicio le dota de una emisora de frecuencia modulada que usa el profesor
para que el sonido llegue directamente al oído de Elene. "El aparato es
muy importante pero no suficiente", explica Amondarain, porque "las
personas sordas tienen un vocabulario más reducido, por lo que necesitan una
comunidad de apoyo".
A
la hora de seguir la clase, aún con el aparato, Elene puede perder algún matiz
importante para la comprensión total del temario, y por eso necesita que sus
compañeros se involucren tomando notas en los cuadernos autocopiativos.
De
esa forma, no solo se consigue, según Amondarain, dar apoyo al alumnado con
discapacidad, sino también "eliminar las barreras ante lo
desconocido", es decir, aquellos "falsos mitos" que existen
entre jóvenes y adultos en torno a la discapacidad.
Elene
es un buen ejemplo de ello. Los primeros días notó cómo alguno de sus
compañeros no se atrevía a hablar con ella porque creía que, al ser sorda,
también era muda. "Yo sabía que podían pasar esas cosas, pero eres tú la
que tienes que relacionarte y explicar que no todos los sordos tenemos el mismo
problema", expone la joven universitaria que, a través del servicio, ha
tenido la oportunidad de demostrar y explicar a sus compañeros del primer curso
de Educación Social cuál son sus limitaciones dando una conferencia para los
estudiantes. Incluso, un profesor le animó a ofrecer una segunda charla en la
que explicó cómo funciona el implante coclear que lleva puesto.
Y
es que también es importante la implicación del profesorado. Habitualmente,
desde el servicio, cada vez que un alumno recurre a solicitar su apoyo,
preparan un informe para los profesores en el que les explican cuáles son las
necesidades especiales que precisan dichos alumnos. En el caso de Elene, por
ejemplo, el uso de la ya citada emisora, o que a la hora de proyectar vídeos,
que estos estén adecuadamente subtitulados o que la proyección se programe en
el salón de actos donde se han instalado un bucle magnético que le permite
seguir la película sin mayores problemas.
Elene
confiesa que su salto a la universidad fue, al principio, complicado, porque
durante su etapa educativa siempre ha contado con profesores de apoyo o con una
educación mucho más individualizada. "La universidad, en cambio, me ha
hecho ver que soy capaz. También me ha hecho responsabilizarme con los apuntes,
los compañeros; aunque me ha costado, he ganado en autonomía", confiesa al
igual que Telmo, quien asegura que tras su paso por la institución académica ha
ganado en "autoestima" porque se ha sentido "uno más".
"Lo importante es la integración", recalca Elene.
Desde
el propio servicio aseguran que las nuevas tecnologías, que han tomado impulso
con Bolonia, contribuyen de buen grado a mejorar la accesibilidad de este
alumnado a los recursos universitarios, aunque Ane es realista. "No se
puede decir que van a tener todo accesible, pero sí que la universidad ha
cambiado, se va adaptando y ahí está el compromiso. Es un reto para todos del que
vamos aprendiendo día a día", reflexiona. En papel esa promesa se ha
plasmado en el II Plan de Inclusión de la Comunidad Universitaria
con Discapacidades 2012-2017.
En
la práctica, por su parte, está la labor desarrollada estos años por las
técnicas en discapacidad y por los propios alumnos que sirven de ejemplo a las
generaciones venideras. "Todos tenemos limitaciones, pero somos nosotros
los que nos las ponemos y hay que ir quitándonoslas", concluye Telmo, a lo
que añade Elene: "Antes de entrar en la universidad tenía miedo, pero
gracias al apoyo de los compañeros, de los profesores y del servicio, he podido
avanzar y ahora estoy encantada".
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