domingo, 1 de febrero de 2015
La semana acabó bien para Raúl… todo lo bien que le puede ir y que no es mucho, la verdad. Tras denunciar su drama y exhibir su privacidad por las televisiones españolas el Consell que preside Alberto Fabra se ha visto obligado a dar marcha atrás en su decisión de retirarle la ayuda social para que un fisioterapeuta haga más llevadera la vida de un joven de Betxí de 27 años e inmovilizado desde hace trece. Son muchos años. Tantos que la Conselleria considera que sus padres están suficientemente “entrenados” para cuidarle sin ayuda externa. Una afirmación que debería acarrear la inmediata inhabilitación política de quien es capaz de legislar semejante insensatez.
A lo que nunca estaremos suficientemente entrenados, pese a lo mucho que se empeñan nuestros gobernantes, es a aguantar los continuos desprecios y agresiones de una élite dirigente cada vez más alejada de sus ciudadanos. Situaciones como la de Raúl, que por desgracia se cuentan por decenas, no obedecen al cruce de cables del funcionario que firma la resolución sino a la decisión política de quien las ordena desde el Consell: Hay que recortar y se recorta. En dependencia, en becas, en transporte escolar, en el pago a los proveedores, en camas hospitalarias, en aulas de valenciano, en atención en las urgencias, en investigación, en proyectos de solidaridad, etc. Y de tanto recortar se les va la mano. La misma que otras veces se muestra generosa para pagar -deprisa, deprisa, esta vez- la indemnización a Florentino Pérez o la millonaria minuta de Calatrava.
Esta vez la política ha jugado a favor de Raúl. La cercanía de las elecciones y el clima de cabreo social que se respira han podido mas que la cruzada contra el déficit. Fabra y su gobierno se han asustado. Ahora hablarán de un error que no han tardado en rectificar y si la cosa se presta aún veremos al conseller Llombart, o al mismísimo presidente, acudiendo a casa de Raúl a pedir disculpas. Que son capaces. Creerlos en el arrepentimiento es sólo un auto de fe. Lo seguro es que si la familia no lo hubiera denunciado en los medios, después de hacerlo sin ningún éxito ante la Consellería, Vicente y Amalia, los padres de Raúl, estarían hoy en una situación límite. Alguien tendrá que explicar por qué se tomó esa resolución y, en todo caso, por qué se rectifica sólo cuando sale en los telediarios. Lo otro, la inseguridad que representa saberse a merced de una administración tan cruel y capaz de adoptar tales resoluciones es sencillamente inexplicable.
Hoy llega Cristobal Montoro a Valencia. Fabra puede enseñarle el video del drama que se vive en casa de Raúl e implorarle una mejor financiación para poder hacer frente a esa realidad que asiste a muchas otras familias valencianas por razones de dependencia, desempleo, marginalidad, etc. Y digo implorar porque exigir es un verbo que Fabra no se atreve a conjugar ante sus jefes de Madrid. Pero Montoro no viene a escuchar a Fabra. Si no le hace caso en la capital, ¿para qué molestarse en reunirse con él aquí?
Después de ningunear a los empresarios valencianos, que le pidieron la primera cita en julio de 2014, y de plantarlos en la reunión anunciada y nunca celebrada para noviembre de ese año, el ministro de Hacienda tiene a bien recibirlos hoy. Los mismos patronos que hartos de tanto desplante amenazaron incluso con dejar de ser unos “buenos chicos” pondrán la otra mejilla y acudirán prestos a la cita. Aunque sea tarde: Las propuestas que quisieron hacerle llegar para ser incluidas en los presupuestos generales del Estado no fueron atendidas por el gobierno deRajoy. Ni por los diputados nacionales del PP que dejaron a los empresarios, y al resto de valencianos, con las reivindicaciones al aire. Ximo Puig supo sacar provecho político de ello y presentó en el Congreso una Proposición No de Ley que recogía las exigencias de la patronal valenciana en materia de inversiones. Sin éxito: Los diputados del PP, por supuesto también los valencianos, no la votaron.
Hoy esos mismos empresarios se prestan al juego partidista de Fabra para contraprogramar la agenda política y quitarle foco mediático a la esperada conferencia autonómica del PSOE que se inicia hoy con la presencia de Susana Díaz. Un éxito personal de Ximo Puig que ha logrado traerse hasta el Cap i Casal a la plana mayor del PSOE para dar desde aquí, y en clave valenciana, el pistoletazo de salida a la campaña para las autonómicas de mayo en las que los socialistas aspiran a recuperar para la izquierda el gobierno de la Generalitat.
La duda es saber si Montoro traerá munición para la prensa. Y en ese caso, ¿Ha de temblarJuan Carlos Monedero por si desvela alguna novedad de sus cobros en Sudamérica, ó se limitará a anunciar bajadas del IVA para los artistas falleros y gaiateros?
Que todo puede ser, ya hemos visto como las elecciones los ablanda.
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