Falleció el pasado miércoles. Su ahijada, discapacitada física y psíquica, a la que quieren echar el día 25, quiere que su caso y su sufrimiento se conozcan y sirvan como denuncia
13/06/14. Sociedad. Antonio Fortes, el anciano vecino de la Palma-Palmilla que dejó de comer y beber hace días y que clamaba que no le echarían de su casa, ha fallecido. Murió a los 83 años de edad el pasado miércoles en el Hospital Regional de la avenida Carlos Haya. Nadia Lobato, su ahijada, lo cuidaba, y cuenta a EL OBSERVADOR /www.revistaelobservador.com su sufrimiento con la esperanza de que su caso sirva para denunciar el drama de los desahucios al que ella misma aún se ve sometida: el lanzamiento sigue fechado para el 25 de junio.
13/06/14. Sociedad. Antonio Fortes, el anciano vecino de la Palma-Palmilla que dejó de comer y beber hace días y que clamaba que no le echarían de su casa, ha fallecido. Murió a los 83 años de edad el pasado miércoles en el Hospital Regional de la avenida Carlos Haya. Nadia Lobato, su ahijada, lo cuidaba, y cuenta a EL OBSERVADOR /www.revistaelobservador.com su sufrimiento con la esperanza de que su caso sirva para denunciar el drama de los desahucios al que ella misma aún se ve sometida: el lanzamiento sigue fechado para el 25 de junio.
“VOY a guardar luto una semana y seguiré luchando por todas las vías que pueda. Si me tengo que encadenar a la puerta del Juzgado, me encadeno. Lo voy a hacer a mi manera si no encuentro apoyo”. Apoyo. Es lo que busca en estos momentos Nadia Lobato, discapacitada, de 41 años, que acaba de perder a su padrino Antonio Fortes. Para Fortes, Nadia y sus perros eran su única familia y no estaba dispuesto a perderlo todo junto a su hogar, por lo que empezó a dejar de comer: insistía en que no le echarían de su casa si no fuese con un médico. El pasado viernes, esta revista se interesó por el estado de Fortes y de Lobato. Fue esta última la que contó que su padrino estaba en urgencias, en el Hospital Regional. Ayer esta revista conoció que el cuadro médico de Antonio, que ya revestía gravedad, había desembocado en su fallecimiento. En la corona de flores que presidió su ataúd se pudo leer el siguiente mensaje: “Tu compañera Nadia, tus perritos y tus amigos no te olvidan”.
NADIA, visiblemente afectada, explicó por teléfono a esta publicación que su padrino había sido consciente y lúcido durante toda su estancia en el hospital, y su repentino fallecimiento no era esperado. “Iba en coche cuando me llamaron de Carlos Haya”, explica Lobato, “y me dijeron que fuese urgentemente al centro. Les dije que me contasen la verdad, que estaba preparada para oírla. Maldito el momento en el que pedí que me dijesen la verdad”. Nadia Lobato, que cuenta con una sentencia de ejecución hipotecaria para el próximo 25 de junio, llegó a sufrir una lipotimia el pasado miércoles debido al estado en el que se encontraba. Su voz quebrada refleja la desolación que ahora mismo sufre. Contaba que desde el salón, cuando mantenía la llamada telefónica con esta revista, podía ver las flores en el cuarto de su padrino, lo que sirvió para que Lobato se derrumbase y se echase a llorar.
SU abogado es el letrado José Cosín, que colabora habitualmente en la Oficina Prekaria, un lugar en el que presta sus servicios gratuitamente a los vecinos más desfavorecidos de Málaga. Esta oficina se encuentra en Er Banco Güeno, donde Nadia Lobato también ha colaborado cocinando: este particular banco es un centro social en el que se reparten alimentos, es un comedor autogestionado. Cosín explicó a esta revista que intentó enviar por registro de entrada a los juzgados hasta dos escritos solicitando el aplazamiento del lanzamiento hipotecario por razones humanitarias y sanitarias, pero el texto no pasó del registro y el juzgado no se interesó por el documento, según cuenta el abogado, porque ni él ni Nadia tenían dinero para pagar un procurador.
EL responsable de la ejecución hipotecaria del inmueble en el que vive la ahijada, Nadia Lobato, es el grupo Cerberus, un ‘fondo buitre’ que especula con el domicilio de esta vecina de la Palma-Palmilla y que está siendo asesorado en España por el hijo de José María Aznar, el expresidente del Gobierno. José María Aznar Botella es, así, parte del lobby de los desahucios. El hijo del expresidente del Gobierno y de la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella, está íntimamente ligado al ‘negocio’ de los desahucios. Cerberus tiene sede en la tercera avenida de Nueva York (Estados Unidos) y es un fondo buitre experto en comprar activos tóxicos a las entidades bancarias para luego cobrar sus deudas. “Una estrategia que ha llevado a protagonizar alguno de los desahucios más sonados del país”, según explica la periodista Rocío Campos en un artículo para Información Sensible (AQUÍ).
LA hipoteca de Nadia acabó en este fondo buitre cuando hace cuatro años dejó de pagar la mensualidad. No porque quisiera: porque no podía. Fue entonces cuando Credifimo, la entidad crediticia de Cajasol, vendió su cartera de créditos por la mitad de su valor a la promotora Holding XXII V.B., según explicaron fuentes cercanas al caso. V.B. son las siglas de una sociedad anónima holandesa. Vive en su propia casa, si bien la tratan como okupa. Ella misma tuvo que lidiar con varios okupas que tomaron su domicilio y lo destrozaron (ver relacionadas).
NADIA Lobato dejó de pagar su hipoteca hace cuatro años, cuando murió su padre, se vio sola y se sumió en una profunda depresión. Ha podido volver a entrar en la vivienda por la que se hipotecó, ubicada en La Palmilla, barriada en uno de los distritos más marginales de toda la ciudad. Ha podido volver a entrar porque durante dos años unos okupas tomaron su inmueble. Se lo devolvieron, según explica Lobato, en muy mal estado. Empezó a arreglarlo y las cosas comenzaban a irle bien. Sin embargo, al morir su padre, Lobato se vio obligada a enganchar la luz y el agua. Cobra desde el año 2002 una pensión no contributiva por sus condiciones psíquicas y físicas. Confiaba en que, al morir su progenitor, podría ser beneficiaria de una ayuda a la orfandad. Sin embargo, por creer en que con esta subvención podría pagar los cuatro meses atrasados de su hipoteca el mundo se le cayó a los pies. Esta ayuda le fue denegada y volvió a sumirse en una profunda depresión. Su padrino y familiar con el que convivía y al que cuidaba, de 83 años, también percibía otra pensión. Pero también es no contributiva.
NADIA, visiblemente afectada, explicó por teléfono a esta publicación que su padrino había sido consciente y lúcido durante toda su estancia en el hospital, y su repentino fallecimiento no era esperado. “Iba en coche cuando me llamaron de Carlos Haya”, explica Lobato, “y me dijeron que fuese urgentemente al centro. Les dije que me contasen la verdad, que estaba preparada para oírla. Maldito el momento en el que pedí que me dijesen la verdad”. Nadia Lobato, que cuenta con una sentencia de ejecución hipotecaria para el próximo 25 de junio, llegó a sufrir una lipotimia el pasado miércoles debido al estado en el que se encontraba. Su voz quebrada refleja la desolación que ahora mismo sufre. Contaba que desde el salón, cuando mantenía la llamada telefónica con esta revista, podía ver las flores en el cuarto de su padrino, lo que sirvió para que Lobato se derrumbase y se echase a llorar.
SU abogado es el letrado José Cosín, que colabora habitualmente en la Oficina Prekaria, un lugar en el que presta sus servicios gratuitamente a los vecinos más desfavorecidos de Málaga. Esta oficina se encuentra en Er Banco Güeno, donde Nadia Lobato también ha colaborado cocinando: este particular banco es un centro social en el que se reparten alimentos, es un comedor autogestionado. Cosín explicó a esta revista que intentó enviar por registro de entrada a los juzgados hasta dos escritos solicitando el aplazamiento del lanzamiento hipotecario por razones humanitarias y sanitarias, pero el texto no pasó del registro y el juzgado no se interesó por el documento, según cuenta el abogado, porque ni él ni Nadia tenían dinero para pagar un procurador.
EL responsable de la ejecución hipotecaria del inmueble en el que vive la ahijada, Nadia Lobato, es el grupo Cerberus, un ‘fondo buitre’ que especula con el domicilio de esta vecina de la Palma-Palmilla y que está siendo asesorado en España por el hijo de José María Aznar, el expresidente del Gobierno. José María Aznar Botella es, así, parte del lobby de los desahucios. El hijo del expresidente del Gobierno y de la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella, está íntimamente ligado al ‘negocio’ de los desahucios. Cerberus tiene sede en la tercera avenida de Nueva York (Estados Unidos) y es un fondo buitre experto en comprar activos tóxicos a las entidades bancarias para luego cobrar sus deudas. “Una estrategia que ha llevado a protagonizar alguno de los desahucios más sonados del país”, según explica la periodista Rocío Campos en un artículo para Información Sensible (AQUÍ).
LA hipoteca de Nadia acabó en este fondo buitre cuando hace cuatro años dejó de pagar la mensualidad. No porque quisiera: porque no podía. Fue entonces cuando Credifimo, la entidad crediticia de Cajasol, vendió su cartera de créditos por la mitad de su valor a la promotora Holding XXII V.B., según explicaron fuentes cercanas al caso. V.B. son las siglas de una sociedad anónima holandesa. Vive en su propia casa, si bien la tratan como okupa. Ella misma tuvo que lidiar con varios okupas que tomaron su domicilio y lo destrozaron (ver relacionadas).
NADIA Lobato dejó de pagar su hipoteca hace cuatro años, cuando murió su padre, se vio sola y se sumió en una profunda depresión. Ha podido volver a entrar en la vivienda por la que se hipotecó, ubicada en La Palmilla, barriada en uno de los distritos más marginales de toda la ciudad. Ha podido volver a entrar porque durante dos años unos okupas tomaron su inmueble. Se lo devolvieron, según explica Lobato, en muy mal estado. Empezó a arreglarlo y las cosas comenzaban a irle bien. Sin embargo, al morir su padre, Lobato se vio obligada a enganchar la luz y el agua. Cobra desde el año 2002 una pensión no contributiva por sus condiciones psíquicas y físicas. Confiaba en que, al morir su progenitor, podría ser beneficiaria de una ayuda a la orfandad. Sin embargo, por creer en que con esta subvención podría pagar los cuatro meses atrasados de su hipoteca el mundo se le cayó a los pies. Esta ayuda le fue denegada y volvió a sumirse en una profunda depresión. Su padrino y familiar con el que convivía y al que cuidaba, de 83 años, también percibía otra pensión. Pero también es no contributiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario